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Emotiva presentación del cuarto libro del Dr. José Luis Zammitto

El doctor José Luis Zammitto presentó este viernes por la noche su cuarto libro en el salón de actos «Dr. Arturo Acuña Anzorena» del Colegio de Abogados Departamental Mercedes, ante un centenar de invitados, entre amigos, familiares y colegas.

Para la presentación de «Poemario del Amor y del Dolor», que fue muy emotiva y profunda, estuvo acompañado por el Dr. Rubén Eduardo Colimodio, que fue el encargado de escribir el resumen de contratapa del libro, y de Magdalena Beccar Varela, correctora de la obra, con quien incluso leyó algunos poemas en diálogo.

Para el Colegio de Abogados del Departamento Judicial de Mercedes fue una noche especial ya que a través de su Comisión de Extensión Sociocultural se le dio espacio a uno de sus creadores, junto a César Gradín, colega y ex miembro de la comisión directiva colega en su faz de escritor y poeta. Desde la Comisión acompañaron la actividad las doctoras Patricia Leva y María del Carmen Gómez Carranza, el doctor Raúl Lima y la doctora María del Carmen Landini, así como la tesorera doctora Leda Pecorelli y la consejera titular Alejandra Cordal.

Colimodio agradeció a José Luis por el honor de haber sido convocado y resaltó algunos detalles del amor por las letras del autor, especialmente por la poesía, que “comenzó en la adolescencia y siguió a lo largo de toda su vida”. Aunque resaltó sobre este abogado que ejerció desde 1974 hasta 2010, “decidió comenzar a publicarlos en edad madura”. Además resaltó que Zammito también incursionó en la novela y en el cuento y es autor de cuentos cortos para la radiodifusión argentina, con 400 ficciones narradas durante su reconocido ciclo radial de la década del 60: “Poemas para pensar y cuentos del despertar”, libro publicado en el 2013 y su primera novela, “Los Hipócritas”, publicada en el 2015. Actualmente, refirió, Zammito trabaja en el poemario “El Viejo va”, un libro de “cuentos de locos para locos” y otra novela, “El padre de otro”. “Mi amistad con José Luis y con Magdalena nació cuando me hice parte de la agrupación Cepas de Letras, un grupo de personas que compartimos horas de charlas y lecturas, impulsados por nuestro amor por la literatura y la poesía. Este hecho hace que presentar este poemario sea aún más significativo para mí”, citó luego y comparó la lectura del presente poemario con la escucha de una sinfonía, citando además a Henry Bergson, Premio Nobel de Literatura 1928, quien en su obra cumbre, “La evolución creadora”, escribió que “la idea generadora de un poema se desarrolla en millares de imágenes que se materializan en frases, que a su vez se despliegan en palabras, y cuanto más se desciende de la idea inmóvil enrollada en sí misma a las palabras que la desenrollan, más lugar queda para la contingencia y la elección”.

“La poética de Zammitto es un verdadero viaje hacia emociones y pensamientos más profundos. En este poemario en particular, José Luis nos embarca en una travesía única por un océano de emociones, dado su enfoque magnífico para abordar temas poéticos como el cariño, el sufrimiento, la despedida”, dijo Colimodio. Y definió al estilo literario de José Luis como “una danza entre las palabras y las imágenes”.

Por su parte, Magdalena Beccar Varela también destacó el honor de haber podido colaborar en la concreción de la obra de Zammitto, desde la corrección. “Asomarme a la escritura de José Luis, trabajar junto a él en la corrección de su libro, me abrió la puerta otra vez a su sensibilidad, a su ternura, hacia el niño que pervive en él, digo otra vez porque junto a Rubén y a otras personas hemos tenido la dicha de reunirnos y compartir nuestros escritos”, indicó.  “Compartir el proceso de corrección de un libro con su autor permite intuir su fragilidad, casi tocarla. Gracias José por invitarme a ser parte de ese proceso. Espero que te hayas sentido acompañado y cuidado. En el poemario de José Luis, la vida se asoma en luz, en los intersticios de la oscuridad, en los pliegues de lo onírico, en los bordes de la muerte a la que hace múltiples referencias”, remarcó e invitó a los y las presentes a “asomarse, como lo hice yo, a la sensibilidad de José Luis”.

El autor, a la hora de decir unas palabras, se emocionó hasta las lágrimas por estar en su “casa” y llegó a bajar algunas pistas para poder comprender la profundidad del significado de su obra, que parte desde a tapa, con una pareja sin horizonte y cuyas manos no están totalmente entrelazadas. Además volvió a otras épocas de Mercedes con calles de tierra y de reuniones en el “bulín de la avenida 40”. Mencionó a Ismael Marcelo Siri y anécdotas como cuando Siri defendió en la década del 60 su modo de escribir ante otros escritores locales (“Escribe así, porque ese es su modo de expresión y es más sincero que el nuestro. Porque nosotros podemos hacer una hermosa poesía e ir llevándola pero llega un momento en que estamos buscando la palabrita para que rime, pensando la palabrita y ahí ya la poesía está muriéndose”, había dicho sobre él en su defensa ante las críticas, tal cual citó Zammitto), e incluso refirió sus encuentros con Leopoldo Marechal. “El poeta es un hombre que debe cantar los acaeceres del pueblo que lo rodea. Lo decía Leopoldo Marechal con quien tuve la suerte de compartir muchas horas de charla. El decía que el que domina la poesía domina la Osa Mayor de la literatura. Y usted tiene que escribir tarde o temprano en la novela, me decía”, expresó José Luis Zammitto. “Entonces yo me atrevía a decirle, como un joven insolente, Leopoldo discúlpeme, Adán Buenos Aires, esa gran obra que no nos debemos morir sin leerla, es una gran poesía. Y yo creo que el camino es muy corto en el poeta, porque va de la vida a la muerte pero sobre una cornisa. Siempre en ese amor hay una cuota grande de dolor”, dijo entre otros conceptos ante sus invitados y su gran familia, de la que resaltó su gran apoyo en su señora esposa, sus cuatro hijos y sus 11 nietos.