Inicio Sociedad Monseñor Jorge Eduardo Scheinig ordenó sacerdotes a Gustavo Gaspoz y Oscar Viladesau

Monseñor Jorge Eduardo Scheinig ordenó sacerdotes a Gustavo Gaspoz y Oscar Viladesau

En una ceremonia llevada a cabo en la basílica catedral Nuestra Señora de las Mercedes, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, confirió el orden presbiteral a los diáconos Gustavo Gaspoz y Oscar Viladesau.

El evento no solo marcó el inicio de un nuevo capítulo en las vidas de los ordenandos, sino que también fue ocasión para conmemorar los 40 años de ordenación sacerdotal de Mons. Scheinig.

Durante la homilía, el arzobispo destacó la vocación tardía de Oscar Viladesau, quien a sus 66 años, tras haber vivido la mayor parte de su vida como esposo y viudo, respondió al llamado al servicio diaconal y ahora recibe el orden del presbiterado.

Asimismo, resaltó la dedicación de Gustavo Gaspoz, de 37 años, quien después de un significativo camino de formación y discernimiento, compromete toda su vida al servicio de la Iglesia de Mercedes-Luján.

Monseñor Scheinig compartió tres valiosos consejos con los nuevos presbíteros:

■ Profundo sentido de ubicación: «Sean sacerdotes con un profundo sentido de ubicación. Resistan a la tentación de desubicarse. Y para esto, como nos pide Jesús, ubíquense en el último lugar, porque desde allí podrán tener una profunda comprensión de lo humano y de cada persona».

■ Sensibilidad, compasión y ternura: «Sean sacerdotes de una profunda sensibilidad, compasión, ternura, solidaridad».

■ Persistencia en la oración: «No dejen de rezar nunca. Considero, y se lo digo desde una convicción muy profunda, que nuestro ministerio es absolutamente necesario para el mundo pero, en algunos momentos, podrán experimentar que es poco significativo y tiene mucho de inutilidad».

«Ubíquense en el último lugar, porque desde allí podrán tener una profunda comprensión de lo humano y de cada persona»

Además, el arzobispo exhortó a los nuevos presbíteros a vivir en compañía de María, la Madre del Señor, recordando la gracia de tener a María de Luján en su Iglesia particular. «Les pido que, para no desubicarse y no perder sensibilidad, permanezcan cercanos a la Madre del Señor. Jamás se separen de ella», expresó Monseñor Scheinig.

En un tono de alegría y esperanza, el arzobispo concluyó: «Los recibimos con inmensa alegría en el cuerpo presbiteral en el cual, junto a toda la Iglesia, estamos aprendiendo a ser sinodales, a caminar juntos. Deseamos que sean muy buenos pastores. Los necesitamos».