Por Ariel Dulevich Uzal.
Mientras Milei concurre puntualmente —y sin que lo llamen— a las reuniones de la derecha reaccionaria en EE.UU., Madrid o con Bolsonaro en Brasil, erogando sumas multimillonarias del erario, a pesar de tratarse de encuentros que responden a una parcialidad partidista —internas de cada país— y que carecen de toda significación oficial en materia internacional, decide no asistir a la convocatoria de la cumbre del MERCOSUR —bloque de naciones sudamericanas del que somos miembros fundadores— incumpliendo la trascendente obligación que tiene como Presidente de la República.
El gesto ha provocado severas críticas en los círculos políticos, gubernativos y periodísticos de la subregión continental.
Mientras tanto, nosotros, en calidad de ciudadanos argentinos, experimentamos legítima indignación por el grosero incumplimiento de la representación que le compete. Máxime cuando la constitución de dicho bloque fue iniciativa de dos grandes presidentes de Argentina —Alfonsín— y de Brasil —Sarney—.
Ya Lacalle Pou, Primer Magistrado de Uruguay, aludiendo a esta deserción, se pronunció crítico: «No voy a menospreciar a nadie, pero todos los presidentes debieran estar presentes.»
«El gesto ha provocado severas críticas en los círculos políticos, gubernativos y periodísticos de la subregión continental»
Otro patético desplante del Sr. Milei, propio de su irresponsable soberbia y de una discrecional conducta pública, incompatible con la dignidad de las funciones que le ha encomendado el pueblo en las urnas.
(*) El doctor Ariel Dulevich Uzal es mercedino, ex Subsecretario de Turismo de la Nación
