Por Mariano Bermúdez
. El 20 de julio no solo marca el histórico momento en que la humanidad llegó a la luna, sino que también es un día dedicado a celebrar la amistad. Es un día en el que recordamos la importancia de los vínculos humanos y las hazañas que podemos lograr cuando trabajamos juntos. Esta fecha emblemática tiene un significado especial para los Scouts, quienes, a lo largo de la historia, han demostrado que el espíritu de camaradería y exploración puede llevarnos a alcanzar las estrellas.
La llegada del hombre a la luna en 1969 no fue solo una hazaña tecnológica, sino también un testimonio del trabajo en equipo y la perseverancia. Entre los héroes que hicieron posible este logro, encontramos a varios Scouts que, inspirados por el método scout y la ley scout, llevaron consigo los valores de la organización al espacio. Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la luna, fue Eagle Scout, el rango más alto de los Boy Scouts of America. Su dedicación y liderazgo reflejan los principios que los Scouts enseñan: servicio, integridad y exploración.
La NASA, desde sus inicios, ha contado con numerosos Scouts entre sus filas, quienes han llevado los ideales de la organización a la exploración espacial. Estos astronautas y científicos no solo han explorado nuevos mundos, sino que también han cultivado amistades duraderas, fortaleciendo la colaboración y el apoyo mutuo, valores esenciales en cualquier misión espacial.
La relación entre los Scouts y la luna es más que una coincidencia. El método scout, basado en aprender haciendo, enfrentar desafíos y trabajar en equipo, prepara a los jóvenes para enfrentar las adversidades y alcanzar sus sueños, por más altos que sean. En la naturaleza, los Scouts aprenden a observar, investigar y respetar su entorno, habilidades fundamentales para cualquier explorador espacial.
Reflexionando sobre el Día del Amigo, recordamos que la amistad es el motor que impulsa muchas de nuestras mayores hazañas. En los campamentos scouts, los jóvenes aprenden la importancia del compañerismo, construyen relaciones de confianza y se apoyan mutuamente para superar retos. Estas experiencias son las que, años después, pueden llevar a uno de ellos a pisar la luna o a contribuir a la próxima gran misión espacial.
La carrera espacial y el movimiento scout comparten un vínculo profundo basado en la exploración, el aprendizaje continuo y la amistad. Celebrar el Día del Amigo el mismo día que conmemoramos la llegada a la luna es un recordatorio de que, con espíritu de equipo y amistad, no hay meta inalcanzable. Los Scouts nos enseñan que, así como exploramos los senderos de la naturaleza, también podemos soñar con explorar los confines del espacio, llevando siempre en el corazón la promesa de dejar el mundo – y el universo – mejor de lo que lo encontramos.
¡Siempre Listo!
M.S WB4 Mariano Bermúdez