Inicio Opinion La tradición nos invita a ser buena gente, solidarios, dispuestos a ayudar

La tradición nos invita a ser buena gente, solidarios, dispuestos a ayudar

Por el Prof. Lic. Carlos Joaquín

. Hoy recordamos un hito que en la Argentina es mucho más que una simple efeméride: el Día de la Tradición, que coincide con el aniversario número 188 del nacimiento de José Hernández, el autor de Martín Fierro. Su obra, ese poema épico y reflexivo, ha cimentado las raíces de nuestra identidad nacional y proyectado el concepto de la tradición hacia el presente y el futuro.

Al pensar en la tradición, muchos evocamos imágenes ligadas al folclore: chacareras, cuecas, tonadas, la zamba… Estos ritmos y danzas son parte fundamental de nuestro ser, claro está, pero la tradición va mucho más allá de lo meramente artístico.

Desde el latín, la palabra «tradición» proviene de tradere, que significa «entregar un legado». No se trata de preservar algo estático, como en un museo. Si así fuera, seríamos más bien «museólogos», no tradicionalistas. La verdadera tradición es un equilibrio: consiste en conservar aquello que es digno de ser guardado y en saber incorporar lo nuevo, lo que enriquece nuestro legado sin borrar su esencia.

Es inevitable hablar de las transformaciones en la comunicación, y cómo esta también impacta en la forma en que compartimos nuestra cultura. Desde la sorpresa que representó el fax en su momento hasta las redes sociales, el podcast y otros modos actuales de comunicar, todo esto forma parte de nuestra vida hoy.

La tradición nos enseña a no pasar de largo ante un auto varado en la ruta, o ignorar al que pide ayuda para cruzar la calle. Este «ser gaucho», esta actitud de hacer una «gauchada», significa tender una mano sin prejuicios, sin cuestionamientos sobre ideologías o diferencias personales

Pero la tradición –ese acto de entregar un legado– también está en las costumbres más sencillas y necesarias. Decir «por favor», «perdón» y «gracias» es, en sí mismo, un acto de respeto y tradición. Es interesarse por el vecino, aunque solo exista un saludo de por medio, y tener la solidaridad de acercarnos en momentos de necesidad.

La tradición nos enseña a no pasar de largo ante un auto varado en la ruta, o ignorar al que pide ayuda para cruzar la calle. Este «ser gaucho», esta actitud de hacer una «gauchada», significa tender una mano sin prejuicios, sin cuestionamientos sobre ideologías o diferencias personales. En lugar de alejarnos o desentendernos, la tradición nos invita a ser buena gente, solidarios, dispuestos a ayudar porque es lo correcto, porque es lo que realmente define nuestra identidad.

En definitiva, el Día de la Tradición no es solo una fecha para recordar al gaucho literario de Hernández; es una oportunidad para reflexionar sobre lo que nos hace argentinos, sobre lo que nos conecta unos con otros. Es una invitación a ser, cada día, un poco más humanos y a vivir esos valores que, aunque sencillos, son inmensos en su significado.