Con profundo dolor te despedimos, queridísimo compañero. Imborrables recuerdos e infinidad de anécdotas quedarán por siempre en quienes compartimos cada mañana a tu lado.
Tu predisposición y buena onda quedarán en la memoria de todos los que transitaron por el Juzgado.
En cuanto a tu humildad, bueno, sería para charlarlo, ya que «la única vez que te equivocaste fue cuando creíste que te habías equivocado».
Inevitable no recordarte también con una sonrisa cómplice guardada en nuestros corazones.
Hasta siempre, “maestro de la vida”.
Tus compañeros y ex compañeros del Juzgado Civil 7.