Inicio Cultura El Limonero reescribe su historia a 25 años en una casona antigua impresionante

El Limonero reescribe su historia a 25 años en una casona antigua impresionante

Mercedes respira más hondo: el espacio cultural «El Limonero», fundado en el 2000 por el artista visual Pablo Russo, acaba de instalarse en una amplia casona de la esquina de 34 y 27 después de meses de búsqueda contrarreloj.

El traslado no solo garantiza la continuidad del proyecto independiente más longevo de la ciudad, sino que amplía sus posibilidades creativas y formativas de cara a la próxima década.

Montones de habitaciones, en dos plantas, ya están dispuestas a ser habitadas por el arte en sus distintas facetas, para que la gente entre y habite la vieja casona de principios de siglo 20 y estilo ecléctico con toques coloniales de pronto, hispánicos por otro, que será descubierta por cada uno que pase por este centro cultural que se resiste a ser menos en un mundo que parece tirar hacia abajo pero el árbol de limón empuja hacia arriba con la fuerza de sus ramas que no paran de dar frutos.

De la incertidumbre al hallazgo
A comienzos de año, el contrato de la antigua sede en calle 21 entre 14 y 16 llegó a su fin y las alternativas parecían escasas. “Tenía que decidir si seguíamos o cerrábamos”, recuerda Russo, rodeado de cajas de libros y matrices de grabado. El golpe de timón llegó gracias a una campaña solidaria que incluyó una rifa de obras —donada por artistas de toda la región— y la colaboración del barrio que albergó al centro durante doce años. Con esa recaudación se cubrieron los meses de adelanto que exige cualquier alquiler comercial hoy.

“Tenía que decidir si seguíamos o cerrábamos”, recuerda Russo, rodeado de cajas de libros y matrices de grabado

El nuevo inmueble —una vivienda de techos altos, habitaciones, pasillos, desniveles, un pequeño patio, cocina y hasta terraza— ofrece sus “espacios generosos y dinámica para circular”, tal cual describe con alegría indisimulable Russo. Las paredes recién encaladas ya exhiben objetos de uso cotidiano en el arte, así como acuarelas, cerámicas y fotografías del talleres permanentes, mientras que una antigua despensa se transformó en sala de hornos.

Agenda en expansión
En lo que hace a la actividad ya en marcha hay cerámica y escultura cerámica; talleres de acuarela, bordado, grabado, inglés, italiano, yoga y hasta una clínica de escritura. Los seminarios intensivos de fin de semana siguen activos y el espacio está abierto a las propuestas se los artistas de la comunidad, una práctica que El Limonero sostiene desde su primera sede de calle 36 entre 25 y 27.

El próximo gran hito será el 10 de mayo con la segunda edición de “Art Sale”: una feria de arte en pequeño formato donde más de cuarenta creadores bonaerenses ofrecerán piezas accesibles. “La idea es romper la barrera de que coleccionar arte es solo para algunos”, explica Russo.

Veinticinco años de semillas
Fundado en la primavera del 2000 en una antigua casa de 36 y 25 —con paredes de ladrillo a la vista, patio espacioso y aroma a aguarrás—, El Limonero hospedó muestras colectivas, ciclos de cine, lecturas performáticas y festivales. En 2012 se mudó a la casa de calle 21, donde florecieron los talleres de cerámica que hoy nutren a varias ferias regionales y la residencia para artistas invitados que alojó a creadores de Uruguay, Chile y Brasil.

Russo, a sus 55 años es jubilado docente de artes visuales, comparte su tiempo entre la gestión diaria, exposiciones propias y la coordinación de proyectos colaborativos. “La gestión cultural es mi forma de docencia extendida; abrir la puerta, escuchar ideas nuevas, dar lugar a quienes recién empiezan”, cuenta. Entre sus compromisos de 2025 figuran una colectiva en la Casona de los Olivera y la curaduría de un mural participativo para un barrio periférico.

Comunidad que abraza
Quienes acompañaron la mudanza fueron amigos que aportaron viajes, manos, sogas y un “ejército de ganas” de quienes estuvieron dispuesto a trasladar materiales de todos tipo, bastidores, obras extrañas como el arte contemporáneo y caballetes tradicionales. “Lo más hermoso fue ver cómo la gente adoptaba el lugar como propio apenas llegaba”, dice el artista.

El espacio abre lunes a sábado, de 10 a 13 y de 15 a 20 hs. Contacto: 2324‑504498 o redes sociales (Movimiento Cultural Limonero / Pablo Russo Arte). Las inscripciones para talleres permanecen abiertas y la feria Art Sale todavía recibe postulaciones hasta el fin de semana.

La ciudad suma así una nueva esquina luminosa dedicada al arte, tejida con la misma mezcla de terquedad y entusiasmo que sostuvo a El Limonero durante veinticinco años ininterrumpidos. Y el futuro —por primera vez en meses— se parece a un lienzo en blanco, listo para la próxima pincelada colectiva.