Con el Santuario de Nuestra Señora de Luján colmado de fieles, el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig, presidió este sábado 26 de abril una Misa en memoria del Papa Francisco, fallecido recientemente. Durante su homilía, Scheinig expresó: “Francisco ha sido un profeta castigado y rechazado por nosotros mismos, porque su voz y sus gestos nos interpelaban e incomodaban”.
En una celebración marcada por el recogimiento y el afecto, el arzobispo agradeció la vida y el magisterio de Francisco, a quien definió como un “hermano universal” que dedicó su pontificado a “escuchar el grito de los pobres y de la tierra” y a promover el diálogo como camino central de la Iglesia y de la humanidad.
Scheinig remarcó que la muerte de Francisco en tiempo de Pascua es “un signo de su comunión profunda con Jesús” y valoró que “toda su vida buscó el bien de la Iglesia y del mundo, sin querer agrandar su figura ni desconocer sus fragilidades”.
“El Papa ha estado siempre cerca de los pobres y de las víctimas, y fue una voz fuerte que llamó la atención a los poderosos de la tierra”
Asimismo, destacó su cercanía constante con los más vulnerables y su valentía para enfrentar las injusticias: “El Papa ha estado siempre cerca de los pobres y de las víctimas, y fue una voz fuerte que llamó la atención a los poderosos de la tierra”.
El arzobispo también subrayó la sensibilidad de Francisco, alimentada tanto por su amistad con Dios como por su profunda escucha a los demás: “Podía entrar en las entrañas de Dios y sentir su amor apasionado por cada persona, por la humanidad y por todo lo humano”.
Al repasar su legado, Scheinig lo vinculó directamente al Concilio Vaticano II, asegurando que Francisco fue quien “mejor interpretó y llevó adelante el sueño conciliar”, promoviendo un espíritu de encuentro y sinodalidad dentro de la Iglesia, y defendiendo la fraternidad humana como expresión concreta del Evangelio.
En un pasaje especialmente sentido, el arzobispo recordó la devoción del Papa por la Virgen de Luján, símbolo de su amor al pueblo y a los pobres, y afirmó que ahora “Francisco descansa en las manos del Padre” y “sigue siendo nuestro pastor y padre bueno desde el misterio de la comunión de los santos”.
“Nosotros, con gratitud infinita, seguiremos su enseñanza de construir una vida más humana, fraterna y solidaria para todos”, concluyó Scheinig.