Inicio Cultura Brillante presentación de Horacio Lavandera en el Ciclo Pro Arte Mercedes

Brillante presentación de Horacio Lavandera en el Ciclo Pro Arte Mercedes

El 31 de mayo se presentó en el ciclo de Pro Arte Mercedes, el excepcional pianista argentino Horacio Lavandera, en un concierto que tituló “Sonidos de lo Eterno”.

Con un programa que resultó un verdadero tour de force por la complejidad de las obras elegidas, el intérprete, no solo mostró su virtuosismo, sino su excelencia como compositor. 

A través de una línea de tiempo sutil Lavandera unió pasado y presente en una parábola musical etérea y sugerente, que transportó al auditorio hacia vivencias únicas e irrepetibles.

En la primera parte, dedicada a Beethoven, ejecutó dos obras que rara vez se escuchan en conciertos por la complejidad que entrañan: Variaciones «God Save the King», WoO 78, un tributo que Beethoven dedicó a los reyes de Inglaterra, transformando melodías populares en himnos universales y Las  Variaciones Diabelli, Op. 120.

Desde su publicación en julio de 1823, las 33 Variaciones sobre un Vals de Diabelli han sido consideradas universalmente, junto con las Variaciones Goldberg de Bach, como la cumbre de la forma de variación y como la más grande de todas las obras de piano.

Horacio Lavandera ofreció una versión en la que demostró un excelente dominio técnico y un justo manejo del fraseo. El equilibrio interno de cada variación tuvo una intensidad controlada, contrastando la sutileza de los rubatos con la máxima potencia que demanda esta obra monumental, en una ejecución única y sublime.

En la segunda parte del concierto el artista abordó un programa contemporáneo, que partió del posromanticismo de Mahler para concluir en los movimientos de rock, representados por los Beatles y Cerati.

En noviembre de 1905, Mahler realizó cuatro rollos de pianola para M. Welte & Söhne en Leipzig  que pueden darnos una impresión increíblemente precisa y detallada de cómo interpretaba la música (al menos, cómo la interpretaba en la transcripción para piano).

El maestro Horacio Lavandera, en un trabajo único de revisión, analizó compás por compás estos rollos que versionó de las obras de Mahler.

Del ciclo de Canciones del Camarada Errante, que según explicó los integrantes de los Beatles escuchaban en su juventud, ofreció una bella y exquisita versión de “Ich ging mit Lust” (“Acudí con alegría”).

A continuación interpretó adaptaciones de las Sinfonías I y IV, la Marcha Fúnebre y una conmovedora versión del Adaggietto de la V Sinfonía, que constituyó uno de los momentos más bellos del recital.

Finalmente ofreció versiones propias de canciones de los Beatles, para ello recurrió a dos músicos de la época renacentista inglesa: William Byrd (1540 – 1623) y John Dowland (1563-1626).

Byrd fue el compositor más famoso de la época Tudor y entre su producción se destacan los ministriles, una forma polifónica en lengua vernácula, que consistía en una canción de solo para voz aguda, acompañada de cuatro instrumentos renacentistas (normalmente violas) que cantaban los juglares medievales.

Dowland fue un compositor y laudista inglés que realizaba canciones galantes de música melancólica y armónica, de moda en su tiempo, cuya influencia se ha hecho notoria, incluso en Sting.

Inspirado en estos dos grandes músicos renacentistas, Horacio Lavandera introdujo con maestría la forma polifónica en la canción de Harrison “Mi guitarra llora suavemente”, para reproducir en el  piano con un maravilloso juego técnico, el solo que en la grabación original interpretó Eric Clapton por pedido del propio Harrison.

Las versiones de “Yesterday” e “Imagine” transmitieron los ecos de aquellas canciones melancólicas de Dowland, en las que Lavandera aportó el despliegue de un sonido puro con bellos registros tímbricos, que conformaron un clima intimista y profundo.

El ciclo de los Beatles se cerró con “Eleanor Rigby” y “I Saw Her Standing There”.

Para finalizar, ofreció tres versiones de Gustavo Cerati:De música ligera”, “Té para tres” y “En la ciudad de la furia”, que  relacionó con la obra del gran músico argentino Alberto Ginastera. 

La idea de encontrar correspondencias con la música de Ginastera constituyó otro hallazgo del músico, que se manifestó en todo su esplendor, al relacionar La ciudad de la furia con el Baile final del Ballet Estancia: Malambo, que ejecutó de manera impecable.

Horacio Lavandera demostró por qué es hoy una autoridad indiscutible en el mundo pianístico. Admiración, éxtasis y emoción, con un público de pie premiaron una actuación que seguramente perdurará en el recuerdo.

Para finalizar, con su talento y generosidad, nos regaló una versión del Himno Nacional Argentino, majestuosa y única.

Un concierto inolvidable, un artista notable, que nos permite apropiarnos de las palabras que dijo uno de los compositores más influyentes del siglo XX, Karlheinz Stockhausen, sobre él: “Tu talento es dado por Dios”.