A lo largo de la historia de la Fiesta Nacional del Salame Quintero, una de las figuras más emblemáticas ha sido Juan Carlos Berro, un pilar en la tradición de este producto. En la 50ª edición de la fiesta, su legado continúa vivo a través de su esposa, Amanda, y la familia, que llevan adelante la firma Chacinados El Mercedino. Desde su stand en la carpa de productores, este sábado Amanda dijo que se preparan para una jornada de cierre el domingo que se espera multitudinaria en el Parque Municipal.
«Hemos trabajado mucho», asegura Amanda, refiriéndose a la producción para este evento tan especial. Con orgullo, cuenta que su familia se encamina hacia la cuarta generación en el rubro, un legado que comenzó con sus abuelos, Edelfor Nicolás y Esther Tártaro, en 1969.
Más allá de su propio negocio, Amanda valora el impacto de la fiesta en la economía local. «Esta fiesta es hoy muy productiva, hay trabajo para todos», afirma
Juan Carlos, que de joven dejó la secundaria, se sumó al emprendimiento familiar, que en un principio era una carnicería. «Carneaban su propio cerdo en la quinta», recuerda Amanda, y cuenta que con el tiempo la empresa se especializó en chacinados.
Para Amanda, el salame quintero es la «vedette de la fiesta», un producto «muy buscado por toda la provincia y por la gente de CABA». La clave de su calidad reside en la receta familiar y en el proceso artesanal.
«El salame lleva unos 50 o 60 días de secado», explica, y revela su composición: «Es 70, 30: 70 de carne porcina y 30 de carne vacuna, lleva los condimentos y pimienta en grano».
Un detalle que no se negocia es el corte. «Se corta seseado a 45 grados para que se pueda apreciar bien la pimienta y el tocino», explica.
La propuesta de El Mercedino es variada y abundante, tanto para consumir en el predio como para llevar. «Hay sándwich, picadas chicas, picadas grandes que llevan jamón, salame y queso», detalla. Además del salame quintero, ofrecen chorizo seco, longaniza, bondiola, lomitos de cerdo, jamón y morcilla, una amplia oferta para complacer a todos los paladares.
Más allá de su propio negocio, Amanda valora el impacto de la fiesta en la economía local. «Esta fiesta es hoy muy productiva, hay trabajo para todos», afirma. No solo para los productores de salame y cerveza, sino para «todo» el comercio local. La afluencia de miles de turistas genera una fuente de trabajo que se refleja en todos los rubros de la ciudad.
El éxito de la firma durante la fiesta es tal que, en los momentos de mayor afluencia, «tenemos más de 25 personas trabajando para vender», revela Amanda. La expectativa es recibir a «mucha audiencia de Mercedes, de nuestra ciudad, y también público que viene de afuera», demostrando que la tradición del salame quintero es un imán que atrae a visitantes de todas partes.