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Jorge Chielli, el guardián de la cultura en el kiosco de la Plaza San Martín

Por él y su actividad, el abogado Juanjo Accqua —quizá en el afán de retratar un lugar y encontrarle una mística coherente y merecida— acunó la definición «Centro Cultural Chielli» para su espacio.

Es que en el corazón de la ciudad, en la Plaza San Martín, existe un lugar que es mucho más que un simple kiosco de diarios. Jorge Chieli, a sus 66 años, ha convertido su puesto en una verdadera institución local, un punto de encuentro que, como bromeó en una ocasión Accqua pero dio en la tecla, es el «Centro Cultural Chieli». Con 43 años de actividad, su kiosco «La Plaza» ha sido reconocido por el Honorable Concejo Deliberante (HCD) durante la gestión de Evangelina Cabral hace tres años.

Desde 1982, y cuando la dictadura aún estaba en el país como gobierno, Jorge ha visto cambiar la fisonomía de la plaza central de la ciudad. En un rubro que se ha transformado drásticamente, él se mantiene firme. «Las colecciones es lo que más nos está defendiendo», confiesa, mientras la venta de diarios de papel disminuye.

Sin embargo, destaca la persistencia de los lectores que, a diferencia de las nuevas generaciones, siguen prefiriendo el contacto físico con el papel. «Yo sigo sosteniendo que un libro, un diario, una revista, no es lo mismo tenerla presente que verla por un celular», afirma, coincidiendo con la visión de reconocidos escritores y editores como Hernán Casciari.

Un actor de cine y encuentros inesperados

La ubicación privilegiada de su kiosco, frente a la Iglesia Catedral y el Teatro Argentino, lo ha convertido en un punto de referencia para artistas, políticos y personalidades. Una de sus anécdotas más increíbles es su participación en la película «El Campo», protagonizada por Leonardo Sbaraglia y Dolores Fonzi. «El director se antojó de hacer una escena en su kiosco», le dijeron un día, y en cuestión de minutos, su puesto se transformó en un set de filmación. Jorge, emocionado, tuvo un breve papel en la película, entregándole una revista a Fonzi.

Pero el momento que más lo marcó, por su devoción de fanático, fue el encuentro con su ídolo, Diego Armando Maradona. «No sabés lo que fue la entrada, se rompieron vidrios por la cantidad de gente que quería tocarlo», recuerda sobre la visita de Diego a la Cámara de Apelaciones. «Me llevó un empleado de la Cámara y te lo juro que no me salía palabra, me temblaba todo, estaba frente a él». Además de Diego recuerda Chielli estaban ahí sus máximos afectos de entonces, su esposa Claudia y sus papás, don Diego y Doña Tota.

Los desafíos de una vida en la plaza

Jorge no solo ha sido testigo de momentos de gloria y celebridad, sino también de los hechos más oscuros de la historia reciente de la ciudad, como los saqueos de 2001. «Empezaron los saqueos, con gases lacrimógenos… acá en Mercedes», relata, recordando la angustia de ese momento, que lo vivió con temor e incertidumbre junto a su esposa en el escenario de los hechos. También rememora la toma de la alcaldía por tres presos en la década del ’80, un revuelo que duró tres días en la plaza central junto a los Tribunales.

Su puesto, que estuvo a punto de desaparecer por una orden judicial, cuando estaba en la vereda de enfrente a donde ahora se ubica, en dependencias del Juzgado, fue salvado por la intervención del entonces intendente Carlos Selva

A pesar de los desafíos del pasado y superados, su gratitud es inmensa. Jorge valora la amistad con sus clientes, muchos de ellos de toda la vida, y se emociona al recordar a aquellos que ya no están, como el célebre Roberto Lorusso. Su puesto, que estuvo a punto de desaparecer por una orden judicial, cuando estaba en la vereda de enfrente a donde ahora se ubica, en dependencias del Juzgado, fue salvado por la intervención del entonces intendente Carlos Selva, a quien le guarda un gran cariño. «Me hizo todo para ayudarme a mudarme acá e incluso lo refrendó por decreto», cuenta, valorando la visión de haber permitido que su kiosco se mantuviera sin mayores problemas hasta la actualidad.

Hoy, Jorge Chielli sigue siendo uno de los pocos guardianes de los kioscos tradicionales de papel que quedan en Mercedes, un lugar donde, como dice, «la diversidad es mucha» y las historias se cuentan, se leen y se viven.

Quienes deseen encargarle algún pedido, pueden comunicarse al 2324-502003. Su espacio es tan emblemático que ha sido retratado en una pintura de Jorge Swinnen, capturando para la posteridad a este hombre que es parte fundamental del paisaje y el alma de Mercedes.

«El día que Lorusso fue a la AFA»

«Roberto venía todos los días, era mi amigo. Te voy a contar una anécdota hermosa que me pasó con él. Corrían los `80, año 85, y queríamos ir a ver el último partido de la eliminatoria para el Mundial, contra Perú. Había pocas entradas y la cola se hacía desde la noche anterior en la sede de la AFA. Justo en ese momento, Roberto la estaba pasando mal, porque le habían parado una rifa, que era su sustento. A mi señora se le ocurrió prepararle una vianda, y entre los dos le dimos la plata para las entradas y para que se manejara», recuerda Chielli citando al famoso ícono local.

«El tipo se fue, y la verdad, confiamos en él a ojos cerrados. Pasaron las horas y después nos enteramos, por otras personas de Mercedes que también estaban en la cola, que Roberto se llevó la pelota, el bombo y el silbato, y se puso a entretener a toda la gente. Hizo una fiesta, ¡y él necesitaba ir a conseguir las entradas para nosotros!», agrega y explica que al final consiguió las entradas, pero no fue con ellos al partido de la Selección.

 

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