En un templo colmado, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, presidió la misa central, el pasado miércoles durante los festejos Patronales de Mercedes y tras la llegada de la comunidad en procesión al templo.
que concelebraron el obispo auxiliar, monseñor Mauricio Landra, y los sacerdotes de la zona. A la Eucaristía asistieron los diáconos y todos los seminaristas de la arquidiócesis.
Durante la homilía, monseñor Scheinig animó a preguntarse: «¿Cómo encaramos la vida? ¿Qué nos inspira? ¿Cuáles son los principios, los valores que nos animan?».
Destacó que «cada generación tiene el desafío de responder a estas preguntas», y subrayó que «no es lo mismo hacerlo en un tiempo de paz, de tranquilidad» que en contextos de dolor o incertidumbre. En ese sentido, se preguntó: «¿Cómo está respondiendo estas preguntas las personas que viven en Gaza? ¿Cómo responden estas preguntas las personas que están en Myanmar? ¿Cómo responde estas preguntas la familia de estas tres jóvenes que fueron asesinadas?».
A continuación, recordó una afirmación del episcopado argentino: «Cuando el Estado se retira, el narcotráfico crece y esto está a la vista», y advirtió sobre la tentación de encerrarse y vivir desde la lógica individualista: «A veces puede ser que la tentación sea cerrarnos, guardarnos y cada uno haga lo que pueda».
«Los cristianos, en todo tiempo, en todas circunstancias, estamos invitados a vivir con alegría y con esperanza»
No obstante, monseñor Scheinig recordó que «los cristianos, en todo tiempo, en todas circunstancias, estamos invitados a vivir con alegría y con esperanza».
Refiriéndose al Evangelio del día, describió la escena de Jesús crucificado junto a su madre y el discípulo amado como un momento de gran dolor, donde «nuestra humanidad cruje y nuestros mecanismos de defensa nos hacen responder con lo peor de nosotros mismos». Sin embargo, planteó que «Jesús invita a su madre, al discípulo, a nosotros, a abrirnos, a entregarnos, a cuidarnos unos a otros».
Afirmó que «aún en situaciones de dolores, los cristianos estamos invitados a encarar la vida de otra manera, a apostar a otra forma de vivir», y subrayó que «la presencia de Dios en la vida cambia el corazón». «Cuando Dios está en uno y en los otros, aún lo que parece imposible se vuelve posible», añadió.
«Cuando Dios está en uno y en los otros, aún lo que parece imposible se vuelve posible»
Mencionó como inspiración a la Virgen de las Mercedes, y la presentó como modelo de entrega y cuidado mutuo: «Puede ser para nosotros una inspiración a seguir apostando a dar la vida, a entregarnos, a cuidarnos unos a otros, como nos pedía Jesús».
Monseñor Scheinig alertó sobre una falsa comprensión de la fortaleza cristiana: «A veces uno cree que en esos momentos uno tiene que armarse de fuerza con un amor voluntarista, de deber ser. Y sin embargo, nuestra apuesta es asumir nuestra condición frágil de la vida».
Como ejemplo hizo mención a los mercedinos de hoy, que «están al pie del cañón al lado de un enfermo, no como súper hombres, súper mujeres, sino con mucha pequeñez, con mucha conciencia de fragilidad y a veces con impotencia» y también se refirió a «las madres del dolor, que lo dicen, lo gritan: no sabemos qué hacer con nuestros hijos, no sabemos qué hacer. La droga nos está matando y no sabemos qué hacer».
Y subrayó que «nuestra fortaleza» es «asumir que no somos ni los más poderosos ni los mejores. Somos simples cristianos que nos abrimos a Dios y confiamos que Dios es capaz de cambiar todas las cosas y nos dejamos llevar por Él», concluyó.
Al finalizar se impuso a la imagen de la Virgen un nuevo escapulario como ofrenda agradecida de su pueblo. Culminada la celebración, la banda de la Gendarmería Nacional rindió honores a la Virgen.