
Por Gustavo Resquín. Ese ser humano que repite los eslóganes del poder creyendo que son ideas propias es, como dice Jessé Souza, un humillado. Humillado en su casa, en su trabajo, en la calle. Humillado por su jefe, por el gobierno, por los medios y, muchas veces, hasta por sus propios compañeros. Humillado, sobre todo, por la soledad atroz que le impone una vida sin imaginación ni esperanza.
La humillación es la herida moral que el sistema capitalista produce en los pobres. Y es a partir de esa herida que muchos terminan refugiándose en los brazos de la derecha. Porque la derecha —esa fábrica de resentimiento elegante— les ofrece una ilusión de poder: el permiso para descargar su bronca contra otros aún más débiles. Es el viejo truco del opresor: convertir al oprimido en su guardia voluntario.
En los últimos años, vimos cómo un ejército de trolls, primero pagos y ahora voluntarios, se multiplica en las redes sociales. Comentan, insultan, descalifican, repiten sin leer. No leen las notas, solo los títulos. No piensan, reaccionan. No debaten, gritan. Son los nuevos soldados del odio, formados por medios que ya ni se molestan en escribir artículos: apenas titulares diseñados para activar la furia.
En los últimos años, vimos cómo un ejército de trolls, primero pagos y ahora voluntarios, se multiplica en las redes sociales. Comentan, insultan, descalifican, repiten sin leer. No leen las notas, solo los títulos. No piensan, reaccionan. No debaten, gritan. Son los nuevos soldados del odio
Así, teorías conspirativas que antes parecían guiones de Hollywood —ovnis, vacunas asesinas, complots internacionales— hoy se convirtieron en “opinión política”. El algoritmo les hizo creer que la ignorancia es rebeldía. Y así los vemos: opinando con seguridad sobre todo aquello que nunca leyeron.
Cada vez que alguien se organiza por un salario digno, por un derecho, por justicia o por un trato humano, ahí aparecen ellos: los pobres de derecha, descargando su odio. Odian al que lucha, aunque luche también por ellos. Odian al que reclama, porque les recuerda que están resignados. Odian al que lee, porque les muestra su propia pereza.
Y cuando se les señala que repiten consignas de quienes los explotan, se encogen, inseguros, refugiados en el único lugar donde creen sentirse fuertes: el lado del poderoso.
Muchos de ellos se declaran “provida”, pero desprecian la vida ajena. Hablan de “la familia”, pero naturalizan la violencia doméstica. Rechazan el término femicidio porque temen lo que revela: que detrás del chiste, del grito o del golpe, hay una estructura de poder que los beneficia. Son los herederos del miedo, no de la rebeldía.
Por eso, frente a esta sociedad enferma de odio, hay que construir otra: una sociedad justa y solidaria, donde la dignidad no sea un privilegio.
Porque este sistema está agotado. Porque el capitalismo solo ofrece miseria, precarización y odio. Y en este escenario, el único camino coherente, honesto y combativo es el del Frente de Izquierda Unidad (FIT-U).
¿Por qué voto al Frente de Izquierda?
Porque no me resigno.
Porque mientras Milei, el peronismo y los radicales se reparten las culpas y aplican el mismo plan de ajuste, despidos, tarifazos y entrega nacional, el Frente de Izquierda Unidad fue la única fuerza política que no votó ninguna de sus leyes.
Estuvo siempre en la calle, junto al pueblo trabajador.
Porque es la única oposición consecuente, sin pactos con los poderosos ni discursos de ocasión.
Porque enfrenta cada atropello del gobierno y del FMI con claridad y convicción.
En defensa de las mujeres y las disidencias
En tiempos de machismo, odio y represión, la izquierda es la única que lleva en sus listas a luchadoras feministas, trabajadoras y referentes de la diversidad.
Porque los derechos no se mendigan: se conquistan en las calles.
Por un país soberano y ambiental
Porque no quiero un país arrodillado ante Trump ni ante el FMI.
Mientras Milei entrega los recursos y destruye la naturaleza, el Frente de Izquierda propone otra salida:
- Control popular de los recursos naturales.
- No pago de la deuda usuraria.
- Una salida obrera y ambiental al desastre capitalista.
Contra todos los ajustadores
Ni Milei, ni Macri, ni Kicillof, ni Taiana representan una salida para el pueblo.
Todos obedecen al Fondo. Cambian los gobiernos, pero la pobreza sigue.
El FIT-U fue el único bloque que no se vendió, no negoció y no votó leyes de ajuste ni represión.
Porque siempre estuvo con quienes luchan
Con los jubilados reprimidos, con los docentes, con el movimiento piquetero, con los estudiantes defendiendo la universidad pública.
La izquierda no aparece solo en campaña: está siempre.
Por una salida de los trabajadores
Porque no hay salida negociando con el FMI.
El Frente de Izquierda levanta un programa para romper con el imperialismo, recuperar la soberanía y poner la economía en manos de quienes realmente la sostienen: los trabajadores.
Este domingo voto al Frente de Izquierda.
Porque mi voto es de lucha, no de resignación.
Porque no hay futuro sin organización, sin soberanía y sin derechos.
Porque la dignidad no se mendiga: se conquista.


























