
Por Verónica Inés Gauna. Pasaste tantas veces por su vereda… La viste ahí, quieta, silenciosa, resistiendo.
Sus paredes, todavía de pie, sostenidas por palos como si se aferraran a la vida. Una promesa que el tiempo dejó caer, un dolor hondo para quienes soñaron con verla renacer.
Dentro de esos muros quedaron guardadas carcajadas, lágrimas, historias. Millones de sueños que alguna vez buscaron un futuro mejor.
Muchos imaginamos verla en su esplendor, y duele ver cómo de apoco la van apagando.
Todo comenzó cuando a la Secundaria 13 —como al ciclo básico de la Primaria 37— le ofrecieron dos terrenos que nunca respondieron a sus necesidades. En 2017, por peligro de derrumbe, la comunidad tuvo que mudarse: primero a un edificio en pésimas condiciones, y luego a la Escuela primaria, donde los salones de chapa fueron presentados como “solo por un tiempo”, hasta que el edificio nuevo estuviera terminado.
Hay algo que no se puede callar, y no podemos permitir: es una secundaria pública. Si se cierra, es una escuela menos en la ciudad, un espacio de aprendizaje que se pierde, y menos oportunidades para los adolescentes que más la necesitan.
Hoy, ocho años después, nada cambió.
Las promesas se vaciaron, el peligro creció, y la Secundaria 13 sigue ahí: escondida detrás de una Escuela Primaria que parece molestarse con su presencia, apagando de a poco su luz para que nadie vea lo que está pasando.
Y hay algo que no se puede callar, y no podemos permitir: es una secundaria pública. Si se cierra, es una escuela menos en la ciudad, un espacio de aprendizaje que se pierde, y menos oportunidades para los adolescentes que más la necesitan.
Pero una escuela no desaparece así nomás. No mientras haya quienes la recuerdan, quienes la necesitan, quienes la defienden.
La Secundaria 13 no puede convertirse en un recuerdo. Tiene que volver a ser futuro.
No Nos olvidemos de la Secundaria 13.
Verónica Inés Gauna es Presidenta de Asociación Cooperadora de la EES 13. Todos por la Secundaria 13


























