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«Once no es Estocolmo», o la vida puede ser en serio o no tanto, según como se la mire

Poniendo en alto el hecho artístico independiente generado por el grupo humano que lleva adelante la obra, nuevas funciones de la comedia «Once no es Estocolmo» se pudieron ver este fin de semana con renovado elenco en la Biblioteca Sarmiento.

Se reestrenó la creación de Miguel Ángel Agostini que ofrece una bocanada de aire fresco en medio de los complejos dilemas de la vida moderna. Con un guion ingenioso y una dirección pulida, la obra no solo busca aliviar la carga de esos problemas, sino también hacerlos más llevaderos a través del humor.

El autor y director Agostini propone una reflexión sobre la estructura de la mente humana, que no sigue un camino continuo, sino que se bifurca en diferentes direcciones hacia metas que, muchas veces, son inciertas. La puesta en escena combina influencias de diversos autores y estilos, con burbujas que asoman y pueden leerse desde Discépolo hasta los Simpsons, y esto se hace evidente en el desarrollo de la obra.

Además, al finalizar la función, Agostini dialoga abiertamente con el público, generando un espacio de intercambio que enriquece aún más la experiencia teatral.

El elenco, conformado por Kiki Cardozo, Rochi Torres y Maximiliano Camusoni, con la asistencia técnica en sonido e iluminación de la puesta en escena de Luján Biaggini, da vida a los personajes con actuaciones impecables.

Atrapado entre las expectativas sociales y una sensación de insatisfacción personal, el protagonista recurre a un psicoanalista de prácticas poco convencionales, lo que lo lleva a un intrincado y a veces hilarante viaje introspectivo

En particular, la trama sigue a Roldán, un hombre que enfrenta una crisis de mediana edad. Atrapado entre las expectativas sociales y una sensación de insatisfacción personal, recurre a un psicoanalista de prácticas poco convencionales, lo que lo lleva a un intrincado y a veces hilarante viaje introspectivo. Acompañado por su pareja Isabel, la obra plantea preguntas que resuenan con las tensiones del siglo XXI, como si todo tiene el mismo valor o si ser y parecer son opciones válidas en esta época.

Con su mezcla de humor y cuestionamiento profundo, Once no es Estocolmo promete hacer reflexionar y, al mismo tiempo, divertir a los espectadores.

Una apuesta independiente de Agostini y equipo que vale la pena en poco más de una hora en la que sumergirse en la realidad o salir de ella un rato, algo que parece ser lo mismo o no, como se viva y sienta.

Quedan dos funciones en la Biblioteca Sarmiento que están programadas para el venidero domingo 22 y sábado 28, y además se proponen llevar la obra a Luján en el mes de octubre, donde ya tienen el compromiso de recepción en un espacio teatral de la vecina ciudad.

Las reservas pueden hacerse a través de WhatsApp a los números 2324-643327 y 2324-472513.