La Orquesta Escuela de Mercedes ha tenido una destacada participación en la Fiesta Nacional del Salame, un evento que congrega a miles de personas cada año.
En esta entrevista, Horacio Vivares, el director de la orquesta comparte sus reflexiones sobre la experiencia de tocar en un evento tan importante, el valor de la música en la formación de los jóvenes y su propia trayectoria como músico y educador.
Vivares lleva casi 40 años como docente. Empezó muy joven, estudió guitarra desde pequeño en el Conservatorio Nacional y se recibió de Profesor Nacional de Música con especialización en guitarra. Después, hizo la carrera de Dirección de Orquesta Sinfónica en el Conservatorio Manuel de Falla, lo que le permitió realizar actividades musicales en muchos lugares del mundo.
Ha tenido la oportunidad de viajar por varios países de Europa y América Latina, y la música lo ha llevado a conocer personas y lugares increíbles. Ha sido su gran compañera en la vida, y hoy su mayor satisfacción –cuenta– es compartir eso con la comunidad, las familias y, especialmente, con los chicos y chicas de la orquesta.
– ¿Cómo viviste la última presentación de la Orquesta Escuela en la Fiesta Nacional del Salame?
La Fiesta del Salame es un evento muy importante para la ciudad de Mercedes. Nosotros ya hemos participado en otras ediciones, pero no en este predio. Para nosotros es muy especial porque, primero, es una fiesta de la ciudad, y nuestros alumnos son todos de aquí. Es una oportunidad para mostrarse frente a toda la comunidad y a visitantes de otros lugares, ante una cantidad de gente gigantesca, como la que hubo ese fin de semana. Además, el escenario es muy amplio, lo cual es una experiencia muy enriquecedora para los chicos.
«Tocar en un escenario no es algo sencillo, a veces uno está muy nervioso. Sin embargo, eso se va superando con la práctica en distintos lugares. Para nosotros es una alegría participar en un evento tan trascendente, donde muchos de los chicos tocaban por primera vez en un concierto»
Tocar en un escenario no es algo sencillo, a veces uno está muy nervioso. Sin embargo, eso se va superando con la práctica en distintos lugares. Para nosotros es una alegría participar en un evento tan trascendente, donde muchos de los chicos tocaban por primera vez en un concierto. Esto es crucial para su aprendizaje como músicos: enfrentarse a micrófonos, monitores, y a la técnica escénica en general. Y, además, tocar frente a nuestra gente es maravilloso.
– En la presentación dejaste un mensaje claro sobre que la Orquesta Escuela es una comunidad a escala y que se pueden aprender muchas cosas de ella. ¿Podrías recordar esa idea?
Siempre pienso que el trabajo en una orquesta escuela es muy específico, y lo asemejo a un ideal de sociedad. Es un espacio donde se respeta a todos, donde hay justicia y oportunidades para todos. En nuestra orquesta recibimos a cualquier persona que quiera venir. No ponemos exámenes de ingreso. Vienen chicos que no saben nada de música y, desde el primer día, ya pueden tocar una nota o dos en la orquesta. No hacemos distinciones ni categorizamos a la gente.
La dinámica que se da en la orquesta es la de la colaboración y la solidaridad. Los chicos más grandes, con más experiencia, ayudan a los que recién empiezan. Les enseñan a armar los atriles, a seguir las partituras, o cómo posicionar los dedos. Eso lo comparo con una sociedad ideal: aquellos que tienen más oportunidades ayudan a los que tienen menos.
El objetivo en la orquesta no es sobresalir individualmente, sino lograr que todos toquen el mismo sonido, que el esfuerzo se ponga en función del grupo. Pienso que nuestra sociedad sería muy diferente si los que tienen más oportunidades pusieran su esfuerzo en mejorar el conjunto.
– ¿Qué cosas encontrás en tu trabajo como director de la Orquesta Escuela de Mercedes?
Llevo 15 años dirigiendo la Orquesta Escuela de Mercedes, a pesar de que vivo en Castelar. Para mí, que soy educador y siempre he trabajado en instituciones educativas, es un trabajo maravilloso y enriquecedor. Trabajar con chicos es espectacular por la frescura que tienen y por ver cómo van avanzando paso a paso. Es algo que me llena de alegría.
En Mercedes, además, siempre hemos tenido muchísimo apoyo de las autoridades municipales. No en todos lados ocurre esto, pero en Mercedes, el municipio sostiene nuestra actividad y está presente en todo lo que necesitamos. Esto hace que dirigir aquí sea un trabajo hermosísimo, haciendo música con chicas y chicos en un lugar que valora y apoya la cultura.
«Tenemos casos como el de uno de nuestros chicos que empezó en la orquesta en 2005 y hoy es una de las principales violas de la Orquesta Sinfónica Nacional. Este es solo un ejemplo de cómo la música puede cambiar vidas»
– ¿Qué creés que puede hacer la música en los chicos de la Orquesta y sus familias, y qué has visto que hace?
La música, tomada desde programas como este, produce efectos no solo en los chicos, sino también en las familias. En muchas de las orquestas del programa, se forman comisiones de padres y madres que colaboran activamente. Las familias se involucran, organizan desayunos, colaboran en todo lo necesario. Este tipo de programas genera comunidad.
Para los chicos, la música les brinda la oportunidad de descubrir talentos que, de otro modo, podrían haber quedado ocultos. Tenemos casos como el de uno de nuestros chicos que empezó en la orquesta en 2005 y hoy es una de las principales violas de la Orquesta Sinfónica Nacional. Este es solo un ejemplo de cómo la música puede cambiar vidas. Aunque no todos llegarán a ser grandes músicos, lo que buscamos es que la música los acompañe siempre, que disfruten de ella y que les moldee el espíritu.