Por Emmanuel Langone.
“Se les escapó un elefante. Ahora debemos revertirlo”. Estas palabras resumen el complejo escenario de una investigación marcada por omisiones, falta de rigor laboral y declaraciones que han generado más dudas que certezas en una causa contaminada desde su inicio.
Pericias poco claras, testigos con argumentos dudosos, y la formulación de una teoría del caso sumamente ambigua, que plantea un posible “accidente de tránsito”, se combinaron con “aportes municipales” que, lejos de contribuir, complicaron aún más el clima social.
Ante esta situación, me permito titular con franqueza: se les escapó un elefante. A continuación, presento textualmente las declaraciones de testigos del área de salud, para que cada lector pueda llegar a sus propias conclusiones.
Declaraciones del área de salud
Una de las testigos, a quien identificaremos como F, sostuvo: “El enfermero del lugar del hecho me decía que lo único que podía constatar era un sangrado en un oído. Me acuerdo que le cortamos la ropa, que no estaba sucia. Los médicos mencionaban la necesidad de una tomografía de cuerpo entero porque no se sabía qué podía ser. El paciente no estaba sucio, no tenía lesiones recientes salvo un raspón con costra en uno de los brazos, que claramente no era de ese momento. Se notaba que había sido golpeado por alguien, lo digo por mi experiencia. Además, no tenía olor a alcohol ni signos de broncoaspiración. Tampoco tenía pertenencias. Pensamos que podría haber sido robado”.
Consultada sobre la posibilidad de que el paciente hubiera sufrido algo diferente a una agresión, la testigo respondió: “Creo que no. No tenía signos de arrastre ni escoriaciones compatibles con un accidente de tránsito. El cuerpo no presentaba levantamientos de piel ni scalps. Por todo lo que observé, no se trató de un accidente”.
Otra profesional de salud con décadas de experiencia expresó: “El cuerpo presentaba tres marcas recientes en el hemitorax izquierdo, como si lo hubieran agarrado o si hubiese rozado piedras. También tenía una escoriación en el brazo derecho, pero no era de ese momento. Nos preguntábamos cómo era posible que alguien muriera o estuviera inconsciente con tan pocos signos visibles de daño. Para mí, fue golpeado. La moto estaba intacta, y el paciente no tenía lesiones compatibles con un accidente. La contusión pulmonar y la lesión cerebral que reveló la tomografía confirman que algo más sucedió”.
Otra testigo agregó: “En general, cuando trasladan pacientes por accidentes, nos indican el origen o la causa del estado en el que llegan. En este caso, solo nos informaron su estado. Al examen físico, solo observé marcas pequeñas en el abdomen y una escoriación en el brazo derecho, ninguna reciente. El paciente no tenía tierra en sus ropas ni signos de arrastre. Desde mi experiencia, no parecía un accidente de tránsito. Una otorragia como la que presentaba puede deberse a un golpe contundente”.
Reflexión final
Estas declaraciones, junto con el análisis físico y los movimientos posibles del paciente, refuerzan la convicción de que el caso Burcez no puede atribuirse a un accidente de tránsito. Este hecho, sumamente grave, demanda una investigación seria y exhaustiva.
Seguiremos insistiendo en lo que siempre sostuvimos. Como en otros casos similares, las evidencias terminarán dando la razón.
Emmanuel Langone es abogado especialista en indemnizaciones y defensas penales. Tiene su estudio en Tucumán 19, Chivilcoy. Contacto 2346-525751