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Cine: los premios Oscar al rojo vivo

Escribe Carlos María Dieuzeide (para Noticias Mercedinas). El próximo domingo 2 de marzo la industria cinematográfica celebra su tradicional ceremonia de entrega de premios. La fecha fue postergada a raíz de los tremendos incendios que asolaron California a comienzos de enero.

Ya es tradición que Hollywood cierre la extensa lista de festivales de cine europeos que comienza en mayo de todos los años con el glamoroso Cannes.

Pese a quien le pese, y como así están dadas las cosas, el Óscar corona lo supuestamente (¿?) mejor del cine mundial. El cine es arte, pero también es industria y todos sabemos que la industria es la industria y es quien dicta las reglas.

Pero también el cine es arte y este año hay una oferta más que interesante de productos de excelente factoría artística.

En Argentina (con los últimos estrenos del pasado jueves) se pudieron ver todas las películas nominadas al premio mayor mucho antes de la ceremonia.

En mi caso particular, y tal como me gusta ver cine (o sea, en la sala de cine) vi cuatro de las nominadas: «Nosferatu» (mejor fotografía), «Emilia Pérez» (once nominaciones), «El Brutalista» (diez nominaciones) y «Cónclave» (ocho nominaciones). Puedo asegurar que vi cuatro excelentes películas, con sus más y sus menos, con sus típicas controversias mediáticas, intelectuales, sus debates sobre la cultura de la cancelación, sobre el uso de IA y todo lo demás.

Yo vi cine. Y muy buen cine.

En el caso puntual de «El Brutalista», una película que dura tres horas y media con un intervalo de quince minutos, un dejá vu me llevó a mis cines de infancia, de matinés eternas de sábados o domingos. «Ben Hur», una reposición de «Lo que el viento se llevó», «Mi bella dama» y tantas otras. Olor a caramelos Sugus y chicles Bazooka.

“Ni loco voy a ver una película tan larga…”, me dijo alguien. “¿Pero cuántas horas sos capaz de maratonear en tu casa una serie turca de ochocientos capítulos?”, fue mi respuesta.

¿Esperamos algo más de la ceremonia en sí?

Seguramente habrá alguna que otra alusión política contra el presidente Trump como ya se adelantó en algunas entregas de premios en Europa. Richard Gere, por ejemplo, calificó de tragedia su nuevo arribo a la Casa Blanca.

En el caso de nuestro país «El jockey», de Luis Ortega, no fue seleccionada para competir en los premios Oscar 2025. La película no pasó la primera ronda de votación y quedó fuera de la competencia.

Habrá también momentos emotivos, como el recuerdo de los que murieron en el transcurso del año pasado y los esperados números musicales con los temas nominados.

Y el glamour, y los egos, y las luces de Hollywood que parecen no apagarse nunca.

La transmisión televisiva de la ceremonia de entrega de los Óscars tiene una caída considerable de rating en medio de la imparable oferta de streaming, redes sociales, etc. Los organizadores se esfuerzan, pero los resultados saltan a la vista. El año pasado cayó un 16%.

En el caso de nuestro país «El jockey», de Luis Ortega, no fue seleccionada para competir en los premios Oscar 2025. La película no pasó la primera ronda de votación y quedó fuera de la competencia.

La última producción argentina en competir en los Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional fue «Argentina, 1985» (2022), dirigida por Santiago Mitre.

Volviendo a la actualidad, el hecho de que «Cónclave» aparezca cada vez más como favorita a mejor película en circunstancias tan especiales como las que se viven en este momento en el Vaticano, me terminan de convencer que el cine no es la realidad, sino una representación de la realidad.

¿O será al revés?