En tiempos en los que gran parte del comercio parece reducirse a un clic en la computadora y a un envío impersonal que llega a la puerta de casa, todavía hay lugares donde lo que se valora no es solo el producto que uno se lleva, sino la forma en la que lo consigue.
Y en Mercedes, uno de esos sitios es Pinturería Impacto, donde la atención de Gabriel (41 años, dos hijos y otro en camino) convierte la compra en una charla de confianza, casi como si se tratara de un vecino de toda la vida.
“Con un poquito de tiempo, uno puede llegar a ayudar a los clientes”, dice Gabriel, empleado de comercio que se desempeña en una de las tres sucursales que el negocio tiene en la ciudad, el de 22 esquina 17.
“Hay cosas que uno tiene que aprender y otras que uno tiene que enseñar. A veces se trata de un detalle o un tip que puede servir, porque el que viene puede ser pintor, pero también puede ser alguien que quiere darle vida a una mesa, a una puerta, a un rincón de la casa”.
“A veces pasa que alguien entra y necesita algo que no tenemos, y lo derivamos a la ferretería de la esquina o a la farmacia de la vuelta. La idea es ayudar, porque esto no deja de ser un negocio familiar y ese trato se nota”
Más que vender pintura
En Impacto no solo se encuentra todo lo necesario para el rubro de la pintura, sino también un ambiente donde la palabra circula. “A veces pasa que alguien entra y necesita algo que no tenemos, y lo derivamos a la ferretería de la esquina o a la farmacia de la vuelta. La idea es ayudar, porque esto no deja de ser un negocio familiar y ese trato se nota”, cuenta Gabriel.
La sucursal central está en calle 29 y 6, mientras que las otras dos se ubican en 29 y 42, y la mencionada de 17 donde trabaja Gabriel, por lo que la firma estaría cubriendo estratégicamente distintos puntos de la ciudad. “Siempre cerca de la gente”, resume Gabriel, como una consigna no escrita de la empresa.
Precios justos y facilidades
Otra de las características que los clientes valoran son los precios y las opciones de pago. “Siempre hay un descuento o una forma de pagar menos, incluso cuando los productos ya están al precio justo”, explica.
Según el sistema de pago, se puede acceder a rebajas de hasta el 30%, además de promociones y reintegros que ofrecen bancos como el Provincia o el de La Pampa. “Y también se puede pagar con tarjeta de crédito en tres cuotas, con descuentos incluidos”.
Un espacio donde ser escuchado
Pero más allá de las promociones y de la amplitud de stock, lo que distingue al local es algo que parece sencillo pero no siempre se encuentra: la sensación de ser bien recibido. “La gente lo valora, porque puede charlar no solo de lo que está comprando, sino de lo que le pasa en la vida. Creo que eso convierte al negocio en un espacio familiar”, asegura Gabriel, con apenas 41 años pero con la madurez de alguien que sabe que, en definitiva, vender no es solo entregar un producto, sino ofrecer un momento de atención genuina.
En un mundo cada vez más acelerado y frío, lugares como este se vuelven oasis de cercanía. Porque, como dice Gabriel, “hay que atender y ayudar”. Y en Mercedes todavía hay quienes creen que ese es el mejor camino.