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¿Qué es la alabanza?

La alabanza es una suerte de bendición. Bendición en latín benedícere – bien decir. El bien decir de alguien, por su modo de ser, por su modo de actuar, por su modo de conducirse, por su modo de trabajar, eso es una alabanza. Cuando se lo hacemos saber no es una adulación, es precisamente un reconocimiento, una alabanza.

Estamos muy poco acostumbrados a alabar verbalmente, tal vez lo hacemos o lo demostramos con hechos o con actitudes, como el famoso «un aplauso para el asador». Hay que convenir que cada vez se va haciendo más escaso el asado familiar pero –haciendo un poco de historia– cuando comíamos asado se usaba el «aplauso para el asador», que puede reemplazarse por «un aplauso para quien hizo la comida».

Dentro de las alabanzas, el que es especialmente destinatario de la alabanza es –o debe ser– Dios. Y hay una palabra que reúne esta alabanza y acción de gracias todo junto, que es la expresión aleluya. Aleluya que no es otra cosa que una palabra en hebreo (Halləlûyāh – alabanza a Dios, alabanza a Yahveh). Aleluya es una palabra propia de este Santo Tiempo de la Pascua.

Es por un lado alegría por la resurrección, pero también una acción de gracias por la obra nueva que Dios ha hecho, como hemos escuchado en la vigilia de la Pascua la primera lectura, «La Creación», Dios hace nuevas todas las cosas, y lo ha recordado en la Epístola a Los Hebreos, y precisamente Dios en Jesús hace nuevas todas las cosas.

El aleluya es la expresión más propia de este tiempo porque la Pascua es un hacer nuevo todo, un renovar todo, un hacer todo y no solamente hacerlo sino hacerlo bien. Por eso es una alabanza aleluya y una acción de gracias, un benedícere, un alabar y un bendecir. Aleluya, benedícere.

Que nuestra vida sea de alabanza y acción de gracias, primero a los que nos rodean buscando siempre lo bueno que hacen, dejando los defectos para otro momento o en lo privado, animándonos a «hacer la vista gorda».

Pero alabar, alabar por las cosas que son bien hechas y fundamentalmente la alabanza y la acción de gracias a Dios nuestro Padre.

Aleluya, benedícere. Que la Virgen Santísima de Luján nos de un corazón que alabe y que bendiga.