El movimiento ecologista está cogiendo mucha fuerza. Son cada vez más los ciudadanos y ciudadanas de todo el mundo que se unen a él, ya sea contribuyendo a organizaciones no gubernamentales ambientalistas o reciclando en casa. También han crecido en número las empresas privadas que tienen como prioridad un impacto respetuoso con el medio ambiente, aunque solo sea porque saben que la gente valora que las compañías se tomen el cambio climático en serio.
La industria de energías verdes está creciendo a un ritmo imparable, lo que podría indicar que este es un buen momento para invertir. Hacer una inversión en energías renovables es apostar firmemente por el cambio de mentalidad que necesita esta sociedad. Poco a poco aumentan los sectores que se animan a hacer el cambio, como es el caso de la industria pesada en Suecia, ahora suministrada en parte por energía eólica y solar.
¿Por qué es importante esta transformación de la industria? En primer lugar, lógicamente, apostar por las energías renovables tendrá un impacto positivo en el medio ambiente. El sol, el viento y el agua son fuentes de energía limpia, o por lo menos más benigna que la tradicional. Por ejemplo, permiten reducir las emisiones contaminantes de dióxido de carbono, promover el acceso al agua potable y mejorar las condiciones del suelo de tierras que habían quedado degradadas.
Entre los beneficios de las energías verdes también encontramos razones socioeconómicas. Así, estas energías de fuentes naturales consiguen fomentar el desarrollo económico de ciertas regiones y promover nuevas oportunidades de trabajo. También son más eficaces a la hora de estabilizar el precio en el mercado y asegurar el suministro de energía incluso en comunidades rurales de países en vías de desarrollo donde todavía no ha llegado la electricidad.
Ese impacto positivo en la economía nacional también lo hemos visto en países como España. Hace solo unos meses, en abril de 2019, se aprobó un Real Decreto para regular el consumo de energía eléctrica en el país. Esta acción se enmarca dentro del objetivo del gobierno de conseguir una transición ecológica eficaz. Es necesario recalcar la importancia de esta decisión política, que termina cuatro largos años en los cuales no se ha hecho nada a favor de las energías renovables.
A partir de ahora, los bloques de pisos tienen vía libre para producir su propia energía eléctrica renovable en el tejado, algo importante si tenemos en cuenta que el 65 % de los españoles viven en este tipo de edificios. En caso de producirse excedente, este podrá intercambiarse con edificios contiguos. Es además legal ahora cobrar por ello, incluso no siendo autónomo o dueño de un pequeño negocio. Y todo ello con un proceso burocrático que debería ser más sencillo que nunca.
Pero no basta solo con tener un gobierno que lucha contra el cambio climático si uno quiere consolidarse como líder mundial en este sector. Hace falta también la complicidad de otros actores clave de la economía del país. España quiere cambiar por completo su sistema de electricidad en las próximas décadas, pero sabe que para ello necesitará ponerle las cosas fáciles a quienes estén decididos a invertir. Además, tendrá que enfrentarse al cierre de minas de carbón.
Algunas de las empresas de energía renovable que ya actúan en España son Acciona, Iberdrola, Gas Natural o Gamesa, mientras que otras como Caixabank, Mapfre, Telefónica o Repsol también fomentan su desarrollo. Es un muy buen momento para invertir en el mercado, ya que a día de hoy ofrece una gran rentabilidad. El hecho de que estas energías estén suficientemente desarrolladas significa que puede usarse para abastecer a cualquier rincón del país.