El profesor Martín Bondanza es uno de los impulsores máximos de la natación en Mercedes y la zona. Está a cargo de dos natatorios con muchísimos interesados y fiel a su estilo de superarse día a día proyecta una colonia de vacaciones especial y profesionalizada.
El 2021 no fue un año más de trabajo sino uno especial, donde incluso debió decidir entre cerrar o contar en la actividad. Por el segundo camino siguió adelante con las piletas luego de superar la inactividad de la pandemia, y la decisión fue buena porque el trabajo en las dos sedes está a full. Una es en calle 28 entre 45 y 47 y la otra en el complejo Noelandia de Acceso Sur.
“La actividad de las piletas terminará el 15 de diciembre. Se continua con el proyecto de pileta larga en el club Estudiantes. El miércoles 15 cerramos con Noelandia y le ofrecemos a los socios que quieran seguir nadando, continuidad en el Club Estudiantes, donde estaremos diciembre, enero y febrero. Y con respecto a la actividad para adultos en la calle 28 cortamos para poder hacer mejoras en las instalaciones ya que tenemos equipos nuevos. Retomaremos con las actividades en enero, de nuevo funcionando con aqua gym y otras clases. Paralelo a eso abriremos la Ecolonia en el Club Estudiantes con la idea de mejorar el servicio y por eso desde ahora tendremos dos áreas y se distinguirá de Cumelén, con la idea de mejorar la comunicación y que las actividades que incluyen talleres puedan ser comunicadas eficientemente: por un lado la Ecolonia, por el otro Cumelén, pero siempre con la misma dirección”.
■ ¿Pudieron seguir creciendo más allá de los imprevistos?
Sí. Y es bueno haber podido seguir creciendo en este tiempo, pudimos subir un poco la dirección con coordinadores muy capaces en cada ambiente.
Una cosa es cuando a uno le falta público o debe mostrar el servicio y crecer, eso nos llevó 8 años. Otra cosa es no poder trabajar: en tan solo tres meses se desplomó todo.
■Van superando lo que dejó la pandemia. ¿El parate fue lo más difícil que te tocó atravesar?
Sí. Lejos fue la mas dura de todas las etapas. Una cosa es cuando a uno le falta público o debe mostrar el servicio y crecer, eso nos llevó 8 años. Otra cosa es no poder trabajar: en tan solo tres meses se desplomó todo. Y la pileta debió seguir funcionando, ya que para que no se estropeen la bomba y caldera siguieron funcionando. Porque sino el desgaste es el doble de los equipos. Fue un golpe duro en este sentido. Y desde la estructura en cuanto a capital humano veníamos creciendo pero dependemos de la gente que asiste, ya que el ingreso es pura y exclusivamente de que el socio venga. Sino hay actividad no hay ingresos. Además no había ahorros para bancar esto, que fue imprevisto y duro desde el punto de vista profesional.
■ Y hubo que hacer de todo…
Pero fue muy lindo sentir el apoyo de los socios, sobre todo cuando salimos a vender pizzas, cosa que jamás en mi vida pensé que iba a hacer. Yo no cocino y sin embargo hicimos pizzas y los socios nos mantuvieron desde ese lado. Uno siente el cariño y lo lindo que cosecha. Por eso seguimos y cuando la pandemia empezó a aflojar decidimos volver. Estaba la posibilidad de cerrar todo y vender los equipos, decir hasta aquí llegamos. Pero cuando uno pasa una situación así y quiere seguir es porque realmente ama lo que hace. No hay otra explicación. El amor por la actividad hace que uno siga en carrera, cuando la lógica hubiera sido parar. Pero seguimos apostando y en estos meses volvimos a recibir el cariño de la gente, una buena tasa de ocupación y volvimos a crecer con otra estructura, de media hora entre clase y clase que nos permite, más allá de trabajar con el protocolos, desinfectar los vestuarios y además trabajar más relajados. Nos metimos mucho más en el trato con el socio, nos humanizó mucho más, porque antes había poco tiempo para tener diálogo. La pandemia también nos dio algunas soluciones a cosas que no sabíamos cómo resolver.
Cuando uno pasa una situación así y quiere seguir es porque realmente ama lo que hace. No hay otra explicación. El amor por la actividad hace que uno siga en carrera, cuando la lógica hubiera sido parar.
■¿Cómo ves el futuro y qué se viene en lo próximo?
Estamos parados bien, este año estuvimos muy conformes con las instalaciones de Noelandia, donde hay estacionamiento, los padres se quedan afuera tomando mate y esperando a los chicos, hicimos torneos y se suman… la pileta es muy cómoda y la idea es seguir el año que viene ahí. También estamos bien en el natatorio de calle 28 porque hicimos muchas inversiones. Compramos muchos materiales y para el año que viene tenemos un proyecto de ampliarnos a otras áreas más específicas, como terapias para bebés, que son actividades muy exclusivas. Veo al año que viene en ambas sedes con mucha más especialización. Queremos hacer de la natación un ambiente más profesional y desde el recurso humano también lo estamos viendo así. La colonia, por ejemplo, será la primera en la zona que tendrá un licenciado en Educación Física especializado en Recreología. El está llegando para tomar conmigo y con Lucrecia la dirección de la colonia. Lo que viene es calidad en equipamiento y humano, para mejorar siempre.