Por Ariel Dulevich Uzal.
Expreso mi profundo pesar por el fallecimiento del dirigente socialista Héctor Polino.
Si bien nuestra empatía se remonta a más de seis décadas, nacida al amparo de comunes ideales inspirados en la defensa del laicismo y la democracia; se convirtió en amistad profunda en el marco del gobierno del Presidente Alfonsín; en tanto integrando ambos su gabinete, compartimos aquella histórica gestión.
Nuestro vínculo se fortaleció incluso, más allá de aquella instancia y en el llano; pues continuamos acompañando al ex presidente, en su incansable prédica por el ideario progresista afín, que lo llevó a conformar un calificado núcleo, de valiosas individualidades, que trascendió legítimas pertenencias partidarias, y se convirtió en una tribuna de la utopía social demócrata, que lideró el «Padre de la Democracia».
Fue Héctor un demócrata cabal, cuya destacada militancia en las filas del Socialismo lo llevó a ser Diputado Nacional, convirtiendo su banca en un ámbito de leal compromiso con su impronta, preñada de sensibilidad social y republicana
Asumió Polino, en ése cauce ideológico, un activo protagonismo; solidario siempre con Alfonsín, quien lo distinguió con su afecto.
Fue Héctor un demócrata cabal, cuya destacada militancia en las filas del Socialismo lo llevó a ser Diputado Nacional, convirtiendo su banca en un ámbito de leal compromiso con su impronta, preñada de sensibilidad social y republicana.
La firmeza de sus convicciones y la honestidad intelectual que signaron su vida, mereció el reconocimiento de amigos y adversarios, que lo recordarán como un idealista y un hombre de bien.
¡Mientras la ética política, pierde a quien hizo virtuoso honor de sus valores esenciales; en lo personal mucho me duele la partida del gran amigo!
(*) El doctor Ariel Dulevich Uzal es mercedino, ex Subsecretario de Turismo de la Nación