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Covid-19: La hipótesis 5G bajo la lupa

La narrativa de la pandemia no tiene nada que ver con proteger la salud de la población. ¿Hay base científica para afirmar que el Covid-19 es una cortina de humo para el 5G?Por Claudio Guevara

¿Qué sabemos sobre el Covid-19 al cabo de dos meses de crisis mundial?

Estadísticas de muertes totales en EE.UU. , años 2019/2020. Fuente: Center for Disease Control.

En resumen: Sabemos suficiente para razonar que este gigantesco operativo planetario no tiene nada que ver con proteger la salud de la población.

¿Cuáles son entonces sus motivaciones?

La hipótesis 5G bajo la lupa

El Dr. Miguel Palma, en la línea con miles de científicos en todo el mundo, avanza una explicación en torno a la influencia del despliegue del 5G en esta crisis: “La posibilidad de que el COVID-19 sea resultado de la mutación genética originada por radiaciones electromagnéticas”.

La narrativa del coronavirus, en esta perspectiva, sería una cortina de humo, un chivo expiatorio construido con fines de atribuir a un virus los múltiples trastornos que tendrán lugar a medida que avance esta nueva tecnología.

Esta perspectiva gana fuerza. Se conocen datos sintomáticos:

El 5G no es sólo un sistema de telecomunicaciones: plantea también un sistema policíaco-militar, de espionaje y control social. Por eso el Covid 19 es un diseño que excede largamente la dimensión médica, y sus consecuencias se proyectan sobre todos los niveles de la vida en la tierra.

Ahora bien, en el plano de la salud: ¿Tenemos base científica para afirmar que el 5G es el responsable del Covid-19?

La respuesta es paradójica: SI y NO.

NO, porque el conjunto de síntomas asociados al Covid-19 es un concepto difuso, pseudocientífico, que no está sujeto a ninguna prueba experimental definida. Es un “paquete conceptual” donde hay trastornos de todo tipo. Es decir que hay muchos enfermos DIAGNOSTICADOS con Covid cuyas dolencias pueden residir en otros factores.

SI, porque la exposición a campos electromagnéticos provoca una gran cantidad de síntomas diversos, entre ellas hypoxia  (deficiencia en la cantidad de oxígeno en la sangre y en los tejidos) y alteraciones en la coagulación de la sangre, que muestran muchos de los enfermos diagnosticados con Covid. Es decir que muchos enfermos DIAGNOSTICADOS con Covid pueden en realidad ser víctimas de la exposición a 5G, 4G o a campos combinados.

Veamos esta aparente contradicción en más detalle.

Qué dicen las primeras investigaciones

La intuición de Miguel Palma tiene ya correlatos en muchos colegas. Bartomeu Payeras i Cifre, biólogo especialista en microbiología, en un temprano trabajo demuestra la correlación entre número de contagios y la proximidad de las redes 5G. El trabajo de Payeras desnudó uno de los datos más llamativos: el país que más alto índice de Covid-19 por habitante es San Marino, donde la red 5G funciona desde 2018. Otros indicadores sugestivos tienen que ver con la acumulación de enfermos de Covid en Madrid en las zonas donde ya se ha desplegado el 5G, y la ausencia de enfermos en los países donde esta tecnología aún no se despliega.

Arthur Firstenberg, uno de los más reputados investigadores en la materia, apunta más datos:

Otra enorme cantidad de materiales de análisis son sistemáticamente eliminados de las plataformas más populares. Pero se pueden rastrear a través de los grupos científicos que estudian los efectos de la contaminación electromagnética desde hace décadas: Bioiniciative Report, EMFscientist.org, 5G Space Appeal. También de autores paradigmáticos como Olle Johansson, Teo Litovitz, Neil Cherry, Ulrick Wanke, Alfonso Balmori, Leif Salford, Allan Frey, Andrew Goldsworthy, Henry Lai y muchos otros.

Video: Martin Blank, EMF Appeal

¿Los daños de la contaminación electromagnética están científicamente demostrados?

El cuerpo de investigaciones científicas hasta la fecha arroja una unánime conclusión: somos seres bioeléctricos, y los campos electromagnéticos artificiales (CEM) tienen influencia sobre nuestros organismos a niveles de exposición muy bajos (niveles no térmicos) (1)Los principales efectos patógenos residen en el estrés oxidativo, la fragmentación del ADN, el derrame de calcio, la ruptura de la barrera hemato-encefálica y la afectación de los neurotransmisores. Esto está plenamente demostrado en estudios de laboratorio.

Sin embargo, es más difícil comprobar cómo nos afectan los CEM en la vida cotidiana. Los estudios que miden la incidencia de ciertas enfermedades según la cercanía física de fuentes de emisión (antenas, wi-fi, líneas eléctricas), serán casi siempre objeto de inconsistencias.

Más allá de estas dificultades, un abordaje integral sobre el impacto del proceso de electrificación de la tierra arroja datos de innegable significado y claridad. Para visualizar claramente la influencia global que tiene este proceso, debemos mirar estadísticas comparadas a lo largo del tiempo.

Epidemias y electrificación del planeta

El despliegue del 5G es otra capa más en el proceso de electrificación del planeta.

La historia no oficial de los brotes epidémicos en los últimos dos siglos marca una clara coincidencia entre cada nueva etapa de electrificación y la aparición de epidemias y nuevas enfermedades. En su libro “The invisible rainbow. History of electricity and life”, Arthur Firstenberg detalla esta reveladora cronología.

Firstenberg señala una serie de hechos importantes sobre la gripe de 1918 que no se conocen:

La obra de Firstenberg es inmensa: con cientos de referencias históricas y científicas, se sumerge en las primeras experiencias del hombre con el uso de la electricidad, durante el siglo XIX. En ese entonces, la medicina oficial detallaba una larga lista de síntomas asociados con la exposición del cuerpo humano a la electricidad. En la actualidad, el dogma médico ha eliminado ese interés, y los médicos en general desconocen qué síntomas pueden estar asociados con la electrificación del ambiente.

Sin embargo, “The invisible rainbow” recoge una impresionante cantidad de estadísticas comparadas que reflejan cómo las principales enfermedades del mundo moderno (cáncer, diabetes, trastornos cardiovasculares, obesidad, etc) incrementan su incidencia a medida que se intensifica la electrificación del planeta. Firstenberg y los autores que cita también explican los mecanismos que provocan estos trastornos (3).

En resumen: el nivel de electrificación del ambiente es una variable que explica mucho mejor la naturaleza de la enfermedad y las epidemias, que la actualmente predominante teoría de los gérmenes.

La endeblez de la teoría del contagio

La idea de que podemos evitar compartir virus usando máscaras y manteniéndonos a pocos metros de distancia de los demás, es tan realista como ponerle una máscara a un pez y pretender que lo protegerá de mojarse”. Arthur Firstenberg.

Volvemos al Covid-19. En estos momentos, miles de médicos y científicos apuntan que las evidencias no indican que el confinamiento y las medidas de distancia social haya servido para disminuir el número de casos.

No es la primera vez que la teoría del contagio no funciona.

Durante de la gripe de 1918, los médicos que trabajaban para el Servicio de Salud Pública de EE.UU. fracasaron en forma repetida cuando intentaron demostrar su naturaleza contagiosa:

Ninguno de los voluntarios de estos experimentos se enfermó.

Un siglo después, ningún experimento empírico replicable en laboratorio ha logrado demostrar la teoría del contagio.

Esto es asumido por todos los paradigmas de la medicina que no comparten la teoría de los gérmenes: la medicina china, la medicina ayurvédica, la naturopatía o la nueva medicina germánica, por ejemplo, no reconocen a la “cadena de contagio”, ni a los gérmenes como la fuente de enfermedades.

Los enfoques médicos más sensatos reconocen que virus o bacterias no son causantes de enfermedades, sino que aparecen como consecuencia de la enfermedad. El Dr. Thomas Cowan lo explica brillantemente en uno de los videos más censurados de estos tiempos:

Dr. Thomas Cowan: Covid-19 caused by 5G?

Por lo tanto, las cuarentenas, aislamiento social, uso de cubrebocas y otras medidas impuestas por “comités de expertos”, son imposiciones de indudable sesgo ideológico y no tienen ninguna base científica. Por eso miles de científicos, autoridades políticas y ciudadanos cuestionan la “nueva normalidad”, y denuncian que ninguna evidencia surge de la efectividad del encierro forzoso para mejorar la salud de las poblaciones. Más bien, la experiencia indica que ha sido una catástrofe y que no debemos hacerlo nunca más.

En cambio, debemos estar atentos a otras amenazas.

Más allá del Covid: la pandemia que viene

Desde el punto de vista médico, el Covid-19 es “paquete pseudocientífico” de síntomas y trastornos diversos, aparentemente aplicable a casi todos los enfermos. Este es un artefacto engañoso como el SIDA, un diseño deliberado para empantanar la investigación científica. Se multiplican las complicaciones atribuidas (sin pruebas) al virus:

Todo se atribuye a un virus. Pero todos esos pacientes, en esos lugares, están siendo bombardeados por las ondas milimétricas del 5G. Sabemos por la literatura científica que las ondas milimétricas causan coagulación (3).

Se está culpando de ello al Covid-19. Pero los síntomas son todos efectos clásicos de la enfermedad por las ondas de radio.

Simultáneamente, vecinos en todo el mundo reportan malestares diversos a medida que se despliega la red 5G, mortandades masivas de pájaros y otras señales que indican el advenimiento de un cambio brutal en el ambiente.

En estas semanas, el despliegue de antenas ha sido incesante en muchos países. Si este proceso no se detiene, veremos nuevos «brotes epidémicos» que justificarán la extensión del confinamiento. Eso explica que la OMS y sus voceros anticipen (sin datos científicos que respalden el «vaticinio») la «segunda oleada» y las «futuras pandemias».

Por esta suma de evidencias, antecedentes científicos y razonamientos, podemos decir que el enmascaramiento de los daños biológicos del 5G es uno de los ejes principales del diseño globalista del Covid 19. Pero no el único.


(*) El autor es Doctor en Sustentabilidad y Desarrollo por la Universidad de Guadalajara. Master en Estudios Transdisciplinarios para la Sustentabilidad por la Universidad Veracruzana (UV). Estudia desde hace 10 años la influencia de los campos electromagnéticos en la salud y en la conducta. Es autor de «Contaminación electromagnética: Un esquema conceptual» (en proceso de impresión, Academia Jalisciense de Ciencias) y de numerosos artículos sobre el tema.REFERENCIAS1El dogma oficial (conocido como “patrón térmico”) sólo reconoce efectos a partir de exposiciones tan intensas que alcancen a calentar los tejidos. El “patrón térmico” es la base de las actuales regulaciones, y permite una proliferación de campos electromagnéticos responsable de la muerte de millones de personas.2) A la par de estas dificultades, esta investigación científica es oscurecida desde hace años por poderosos intereses que financian estudios “ad hoc” para darle cobertura legal a la actividad de las telcos.3) Por la amplia extensión de este punto, debo omitir el desarrollo que merece.4En un estudio de 1978 de Zalyubovskaya y Kiselev, «Efecto de las ondas de radio de un milímetro Rango de frecuencia en el cuerpo del hombre y los animales (JPRS 72956, 1979, pp. 9-15; traducido de Gigiyena i Sanitariya 1978, no. 8, pp. 35-39), los autores monitorearon la salud de 72 ingenieros y técnicos de entre 20 y 50 años de servicio de onda milimétrica observaron «una tendencia a la hipercoagulación» en estos trabajadores.

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