Inicio Sociedad Arzobispo Scheinig: “No podemos dejarnos tentar por el odio y la desunión”

Arzobispo Scheinig: “No podemos dejarnos tentar por el odio y la desunión”

Este sábado 8 de mayo, Solemnidad de Nuestra Señora de Luján, se celebró la Misa central desde el Santuario de Luján a las 19 horas. En la celebración eucarística además se realizó el tradicional cambio de manto. Con una fuerte homilía Jorge Eduardo Scheinig señaló la necesidad de unión de los argentinos en medio de esta pandemia.

“No podemos dejarnos tentar por el odio y la desunión”, marcó el arzobispo de Mercedes – Luján.

“Necesitamos desear vivir siendo fieles a nuestra identidad de origen, que se ha dado en ese “pacto de la Cruz” y a orillas del río Luján. Inspirados en ese momento y en nuestra Madre Santísima de Luján, estamos llamados también a entregarnos y sacrificarnos por la comunión y la fraternidad de la Nación. No se trata de hacer algo cruento, ni doloroso. Se trata del sacrificio cotidiano de ser en nuestras casas, en nuestros barrios, en nuestros lugares de trabajo o estudio, allí donde caminamos la vida, artesanos y gestores de un amor que sostiene al otro, que vincula, que genera unidad y fraternidad. Estar dispuestos a sacrificar la vida en nuestro modo de hablar, de actuar, de estar con los otros. Ser amables, con capacidad de escucha, de comprensión, de aceptación del otro de verdad. Renunciar a que el otro es un enemigo”, sostuvo Scheinig y remarcó que “son muchos los que viven sacrificando sus vidas por los demás”, mencionando a “los trabajadores de la salud, y muchísimas personas que se exponen con un sentido superior de solidaridad”. “Y también los más pobres, que enfrentan el día a día con una entrega generosa y una paciencia extraordinaria”, dijo.

El arzobispo mencionó además la reciente encíclica del Papa Francisco, “Fratelli Tutti”: “Nos entrega una serie de coordenadas fundamentales para trabajar por una mejor convivencia y una Nación más unida. Allí nos habla de ser capaces de “recomenzar”, de “soñar”, de “preparar el futuro”, es decir, nos invita a hacer realidad el sueño de Dios. Allí, revalorizando el lugar de la política, como “una de las formas más preciosas de la caridad”, invita a realizar una “Mejor Política”. En este sentido, entiendo que es muy oportuno y necesario que los laicos se comprometan en opciones y decisiones políticas, ya sea las que ofrecen los diferentes partidos políticos, los movimientos sociales o las distintas organizaciones de la sociedad. Pero es fundamental que sean capaces de priorizar el diálogo y la fraternidad para una “Cultura del Encuentro”. Hemos nacido como Pueblo de Dios para vínculos profundos y fraternos. No debemos dejar que el odio domine nuestras mentes y corazones. Y mucho ha hecho y hace la Virgencita de Lujan para sostener a la Patria”, dijo.

«Es muy oportuno y necesario que los laicos se comprometan en opciones y decisiones políticas, ya sea las que ofrecen los diferentes partidos políticos, los movimientos sociales o las distintas organizaciones de la sociedad. Pero es fundamental que sean capaces de priorizar el diálogo y la fraternidad»

“No soy ingenuo, no quiero evadir las tensiones, ni las dificultades, ni lo conflictivo que significa vivir la fraternidad en este tiempo de la historia, en este tiempo de la Argentina. Bien sabemos que los simplismos atentan contra la comunión verdadera. Pero los que creemos en Jesús y en su Evangelio, los que amamos a María de Luján, no podemos mirar para otro lado. Pienso en el pueblo cristiano metido hasta el tuétano de la realidad: las laicas y los laicos, las religiosas y religiosos, los diáconos y los sacerdotes, los obispos, y desde los jóvenes hasta nuestros queridos ancianos. Todos nosotros estamos llamados a ser levadura y fermento para la fraternidad de la Nación. Tenemos que animarnos con audacia y valentía a replicar ese pacto amoroso de la Cruz, lo que allí pasó entre Jesús, María y el discípulo, necesitamos ser capaces de recibirnos los unos a los otros con la máxima apertura del corazón. Es tiempo de asumir la responsabilidad de ser mediadores de encuentro entre unos y otros, aun en el dolor de tantas circunstancias difíciles, sacrificándonos como el Señor Jesús, para generar una fraternidad nueva, que haga de la Argentina una Patria de hermanos”, afirmó el arzobispo en su homilía.

En la Solemnidad de Nuestra Señora de Luján presidió la Eucaristía el Arzobispo de Mercedes Luján, Jorge Eduardo Scheinig, y concelebraron Monseñor Oscar Ojea, obispo de San isidro y Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, el Cardenal Mario Poli, Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, y Monseñor Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires.

Además antes de la bendición final, el Rector del Santuario Pbro. Lucas García leyó la Carta de Convocatoria a la celebración de los 400 años del Milagro que se celebrará en el año 2030.