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Viajar para poder estudiar

El 47 % de los estudiantes de la UBA no son residentes de Capital Federal. Es decir, o viajan todos los días desde provincia para poder estudiar o debieron mudarse a la Gran ciudad para perseguir sus sueños.

Por otro lado, una estadística estimativa dice que solo el 35 % del total de los ingresantes aprueban el CBC en el primer año.

  • ¿No te parece que el tema de la adaptación es más importante de lo que uno cree? -Le pregunto a Candela avanzada la charla.

Con Candela habíamos trabajado hace dos años. Después de unos pocos encuentros había decidido inscribirse en la carrera de Bioquímica en la UBA. Su consulta fue más una búsqueda de certificación de lo que ya tenía internamente decidido que una exploración en sí. Recuerdo que en ese momento tenía claro que alquilaría un departamento sola o con una amiga (ya que vive en el interior del país) y que tenía intenciones de trabajar para costear sus gastos y aliviar económicamente a sus padres. Todo era una declaración de deseos puesto que estábamos a fin de año y no había siquiera comenzado a buscar departamento. Lo más tangible, hasta ese momento, era la inmediata inscripción a la carrera.

Ahora, después de dos años, vuelve a consultar. Está a punto de dejar la licenciatura. Los malos resultados en los parciales es el principal motivo que argumenta y dice, como una máxima, «si te va mal, entonces no es la carrera para vos». En el transcurso de la secundaria Candela sólo había tenido excelentes notas que la llevaron a la bandera. Verse ahora en esta situación la descoloca, se siente perdida, y cree dar en el blanco al decir que el problema es su vínculo con la carrera.

La pregunta más visible que persigue a un adolescente a punto de terminar el secundario es «qué vas a estudiar, qué es lo que te gusta, qué vas a elegir». Tan recurrente es el planteo que gana por cansancio y termina por prevalecer ante cualquier dilema. Pero elegir, a esta edad, no se limita a un estudio o un empleo, sino que se trata de elegir un estilo de vida para los próximos tres, cinco años.

  • Contame cómo era un día tuyo en Capital. ¿Qué hacías?
  • No sé. Nada. Me levantaba, iba a cursar, después dormía un rato la siesta y me ponía a estudiar. Pero la verdad que me costaba mucho concentrarme y la mayoría de las veces terminaba dando vueltas en el departamento o con el celular.
  • ¿Salías a recorrer? ¿Quedabas con alguna amiga para pasear un poco?
  • Poco y nada. no me gusta mucho el tema de los colectivos, subtes y todo eso. A la facultad iba caminando.

En la Universidad de La Plata el 55 % de los estudiantes no son de la región. El 37 % es del interior de la provincia, el 13 % de otras provincias y el 6 % de otros países. ¿Cuánta importancia le damos a la adaptación del cambio de vida -y no sólo del ámbito universitario- cuando pensamos en el abandono de las carreras?

El cambio de Candela, por ejemplo, fue demasiado. No pudo hacerse de amigas nuevas y con las de siempre estaba desencontrada. En estos dos años sintió que estaba de paso en Capital. Todos los viernes viajaba a su pueblo y los domingos, al volver, se sentía extraña, como una intrusa en ese departamento que nunca logró hacerlo su hogar. Tal es así que le costaba sacar la ropa de la valija y guardarla en el placard. Mucho menos, entonces, concretar su idea de conseguir trabajo.

  • ¿Qué es lo que más te gusta hacer en la vida?
  • Estar con mis amigas
  • Y si tuvieras cuarenta grados de fiebre, ¿seguirías eligiendo estar con tus amigas?
  • y, no. Estaría tirada en la cama sin ganas de nada. Obvio.

Así como la fiebre es una alarma que no sabemos de dónde viene, la falta de motivación también lo es. Revisar esos efectos que creemos secundarios al tomar una decisión es hacer un buen diagnóstico para identificar de dónde viene la fiebre, hacer algo al respecto, y volver a motivarse con lo que siempre estuvo ahí, esperándonos.


Marcos Tabossi
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