Vayan y proclamen. Vayan y anuncien, Vayan y enseñen.
Vayan. Es el mandato de Jesús. Es como finaliza la Misa. Ite Misa est. Váyanse, la misa es un envío. Porque la vida del cristiano es un envío. Un envío a anunciar lo que hemos visto y oído. A anunciar que Dios nos ama. Lo que hemos visto con nuestros ojos, escuchado con nuestros oídos. Anunciar y ver para luego proclamar, para luego ser testigos, ser discípulos.
Al haber finalizado el Santo Tiempo de Pentecostés con la fiesta de Santa María Madre de la Iglesia, damos inicio al tiempo ordinario. Estos domingos que nos separan de otro tiempo fuerte, el Adviento, para prepararnos luego para la Navidad y así seguir en círculo.
Pero mientras tanto, vayan y anuncien. Ite et docete. Vayan y anuncien, vayan y digan aquello que hemos visto y hemos oído: que Dios nos ama, y nos ama tanto que tiene vida, y vida en abundancia para dárnosla.
Que en este camino de evangelización y de apostolado, nos acompañe María Santísima de Luján. Bendiciones.
