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Seguimiento incondicional

Llegamos a este domingo 30 de junio, decimotercero del tiempo ordinario, donde seguimos acompañando a Jesús en su vida publica, y El comienza a hablar con sus discípulos y sigue con su enseñanza.

Vuelve a salir en el texto del Evangelio de Lucas capítulo 9 versículos 51 al 62, una enemistad entre los pueblos y se ve cómo no lo dejan entrar en Samaría porque iban camino a Jerusalén.

Por un lado la primera parte del Evangelio de hoy muestra el protagonismo de los discípulos, que van abriendo el camino, van delante de Jesús preparando su venida. Como en las pre misiones, que es la preparación a la llegada de los misioneros. Pues bien, los apóstoles van preparando el camino de Jesús.

Y se relatan en este texto vocaciones frustradas. Una invitación de Jesús, ven y siégueme, y la persona que dice que debe ir a hacer otra cosa. Otra persona que dice te seguiré adonde vayas pero debe terminar de acomodar algunas cosas. Pero Jesús es taxativo. El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de los Cielos.

El seguimiento de Jesús e incondicional. Y vemos cómo ninguno de estos dos personajes pasó a la historia.

En nuestra vida nos puede acontecer lo mismo: Jesús que nos invita a seguirlo en situaciones muy diversas, ser su voz, ser su palabra, ser su oído frente al hermano necesitado, frente a la posibilidad de hacer el bien, sin embargo estamos ocupados en nuestras propias soluciones, o bien decimos te seguiré Señor pero deja que yo acomode, querer ser el protagonista, cuando el protagonista y los criterios los marca Jesús. El seguimiento de Jesús es sin condicionamientos.

Quiera la Virgen Santísima de Luján que este domingo podamos darnos un tiempito, libres de nuestras ocupaciones, para ver las veces en que el Señor nos invita para darle una mano, para ser su prolongación y presencia entre los nuestros, y cuántas veces tenemos buenas intenciones y nos quedamos en un potencial y no dejamos que El sea el protagonista.

Que la Virgen Santísima de Luján nos de un corazón atento, abierto y disponible para seguirlo, pero sin condicionamientos.

Bendecido domingo, en familia, con amigos o en soledad pero siempre con Jesús.