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María partió sin demora

Estamos invitados a reflexionar el Evangelio de San Lucas capítulo 1 versículos 39 al 48, en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe.

Hoy se recuerda el milagro de la aparición de la Virgen Santísima en México al indio San Juan Diego en el cerro Tepeyac, al norte de la actual Ciudad de México se produce el milagro de la Guadalupana.

Y el Evangelio nos hace referencia a María, quien después de la Anunciación, texto que hemos leído el domingo pasado en la Fiesta de la Inmaculada Concepción, continúa diciendo “María partió y fue sin demora”.

Fue a servir y acompañar a su parienta Isabel, que a pesar de su vejez había concebido a Juan   El Bautista. Y es allí donde recibe este saludo, de Isabel, “feliz de ti por haber creído que se cumpliría lo que te fue anunciado por el Señor”.

María Santísima va a servir, como viene a servirnos a nosotros, en nuestras soledades y alegrías, a compartir logros y pesares.

La presencia materna de María es la presencia femenina de Dios.

Es Dios, es Padre, es Madre. Se nos aparece en la Virgen Santísima para llenarnos de ternura y de amor. María es la ternura de Dios y quiere acompañarnos.

Que seamos capaces de recibirla y que también nosotros nos animemos a creer, como María e Isabel creyeron. Que así sea.