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La desnaturalización de la especie

Por Miguel Palma (*)

En este Siglo XXI nuestra civilización enfrenta una de las transformaciones más grandes a nivel científico, ambiental, político y económico en toda la historia de la humanidad.

Las evidencias demuestran que se ha desarrollado una profunda crisis y conflicto entre el hombre y su entorno cuyo resultado es la RUPTURA DE LA ARMONÍA ENTRE LOS SISTEMAS TERRESTRES.

Hemos llegado a un punto de “No Retorno”, los pronósticos son obscuros y el panorama totalmente desalentador, y casi apocalíptico en estos momentos.

Existe un comportamiento inusual de los sistemas que están perdiendo su capacidad de adaptación a los acelerados cambios producidos como consecuencia de la actividad humana. Como resultado de esto se instala esta “pandemia”, que es el resultado de la modificación de los ecosistemas naturales originados por la expansión descontrolada de los poderes económicos.

El resultado es que todo lo que creíamos que era seguro, ahora se han convertido en escenarios vulnerables… especialmente las grandes ciudades del mundo y la súper aglomeración de personas, además de la persistencia de sistemas políticos y sociales que van en contra de la naturaleza misma de la raza.

Las ciencias exactas indican que si al total de la superficie continental de la Tierra, que es de 149.000.000 km2, lo dividimos por el número de terráqueos al año 2009 (7,000,000,000), da como resultado que a cada habitante del planeta le corresponden 0,021 km2 (2,1 hectáreas).

Conclusión 1: Podemos asegurar que el problema del planeta no es la superpoblación… es la «no inclusión» de las personas en el reparto del mundo.

Para que esto no se note se utilizan las “pandemias” (inducidas o no), para continuar con el proceso de «DESMATERIALIZACIÓN DE LA ESPECIE»… el único sinónimo que tiene la palabra «desmaterialización» es ANIQUILACIÓN.

Conclusión 2: Solo unos pocos van a quedar en situación ventajosa sobre el resto de los humanos… y son los que se hagan dueños del planeta del después de este “Coronavirus”. La Nueva Era de la Tierra ha comenzado y el futuro es hoy.

Conclusión 3: Ya no existe el presente… el HOY es el futuro que se nos presentó de manera espontánea. Hemos pasado sin quererlo ni aceptarlo de una era de abundancia a una de escasez y aislamiento total.

Conclusión 4: La humanidad necesitará más de TRES PLANETAS TIERRA para satisfacer las demandas alimentarias y energéticas después de haber alcanzado la cifra de más de 9.000 millones de personas que habrá en 2050. Se hace necesario generar Políticas Públicas a nivel global para evitar el colapso de las sociedades.

Conclusión 5: LO QUE HAGAMOS EN ESTE MOMENTO CRÍTICO CON NUESTRO PLANETA ESTABLECERÁ EL MUNDO EN EL CUAL VIVIREMOS EN LAS PRÓXIMAS DÉCADAS Y SIGLOS, ya que nuestra supervivencia depende en gran medida de los sistemas biológicos y geoquímicos que regulan los sistemas terrestres.

La forma de evitar colapsos estará en la construcción de sociedades y economías sustentables a nivel territorial (municipios).

Los barrios deben convertirse en “comunidades sustentables” capaces de resolver aspectos de la vida social y económica diaria dentro de sus espacios.

Todos debemos tender a convertirnos en “prosumidores” (ser productores y consumidores) capaces de generar sustentabilidad.

Una vida de derroche que aún hoy se mantiene no es “sostenible” en un mundo donde los recursos son cada vez más escasos.

Esa vida consumista, no es el camino de la felicidad ni el de una vida próspera para el futuro de la humanidad.

Tenemos que ayudar a la Tierra para que vuelva a recobrar sus ciclos de evolución natural, y establecer una nueva manera de habitar el planeta.

La sexta extinción es un escenario totalmente probable bajo estas circunstancias de “desnaturalización de la especie”.

(*) Miguel Palma es PhD en Ciencias Naturales, MSc en Geología, Experto en Gestión Integral del Riesgo. Posee más de 35 años de experiencia en el ámbito internacional. Ha sido Académico con el Grado de Profesor en la UNLP y UNSL, Director de Proyectos de Investigación en el CONICET de Argentina y ex Asesor de la NASA.