En el contexto del Día Internacional del Libro, que se celebra hoy, fue entrevistado Hernán Casciari. El reconocido escritor y editor de origen mercedino, desde su casa en Buenos Aires, dejó algunas reflexiones más que particulares sobre los formatos en que se narran las historias, y además hizo referencias a la cuarentena en curso en relación al momento de la industria, la creatividad y el ánimo que moviliza o no a los escritores y artistas.
– Estuviste en el germen del formato de la novela en blog, y luego montaste tu propia editorial para publicar libros de manera independiente. ¿Cómo ves el futuro del libro? ¿Ha muerto? ¿Murieron los lectores de libros?
– Yo tengo una idea muy poco respetable de los formatos. No me importan mucho. Que se llame libro o que se llame pedazo de ladrillo, microondas, podcast, libro digital, o kindle, me chupa bastante un huevo. No me importa tanto. Si se ha muerto o si no, no sé. No me interesa el tema del libro sino lo que hay adentro, y lo que hay adentro está más vivo que nunca. Puede estar vivo en Netflix, en una plaza diciendo algo en voz alta. Me da igual. Espero que se le llame “libro” al contenido y no al continente. Si se le llama libro al contenido todo bien. Estoy muy a favor y este contenido no se muere nunca.
– El estado de cuarentena, ¿es favorable a un escritor o lo deprime?
Depende del escritor. Hay escritores que son personas con depresión antes de la cuarentena y gente muy optimista antes de la cuarentena, a los que me parece que con la cuarentena se le subrayan esas características. Es lo mismo que el porro, que no te hace más creativo si no sos creativo, y no te hace más estúpido si no sos estúpido. Todos somos ya de fábrica de una manera y el porro o la cuarentena nos subraya un poco lo que somos.
– ¿Y cómo es tu caso?
– Yo soy más estúpido con la cuarentena y con el porro también.
– ¿Las restricciones comerciales y de reuniones están afectando a la industria de espectáculos y cultural? ¿Cómo lo ves en el ambiente en que te manejás?
Si, claro. Porque al no haber aglomeramiento de gente no se puede hacer nada. Yo hago funciones de teatro pero no de manera industrial. A la industria le cuesta mucho, mucho, cambiar de ritmo cuando pasa algo. La industria es como un mamut, no se puede dar vuelta muy rápido. En cambio, los que estamos fuera de la industria somos mucho más chiquitos, somos como ratoncitos, entonces nos damos vuelta más rápido. La cuarentena empezó el día 20 y yo el 21 arranqué el streaming con delivery, que es muchísimo más rentable que hacer teatro. Y lo sigo haciendo todos los sábados desde hace 5 sábados y lo voy a seguir hasta que me muera, porque es más rentable que hacer teatro. Pero eso porque soy chico, cuando uno es chico rápidamente se da cuenta de que hay que cambiar y cuando uno es grande le cuesta mucho mover el culo.
– En su momento, cuando comenzaste con las lecturas en streaming, dijiste que podrías ayudar a otros artistas a desarrollar el método. ¿Notás que hay interés en manifestarse por la web, desde lo virtual?
– Sí. Cuando hablo de ayudar a otros artistas hablo de sacar la maleza del camino; dejar un camino hecho. El caminito ya está hecho, no es tan complicado. Vos tenés algo para dar que es intangible, ya que sos el artista, y no lo podés cobrar. Entonces juntate con alguien que tenga algo tangible y que necesita ser comercializado. Ese es el caminito. Esa es la forma de ayudar. No voy a ir a la casa del artista y decirle este es el gerente de Rapi, hagan algo.