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Hospital Blas Dubarry: los «innombrados»

Por Lorena Marino

El domingo 11/09 en horas de la tarde mi hijo y yo fuimos victimas de un accionar dantesco y espantoso dentro de la atención de la guardia del Hospital Dubarry.

Ante la necesidad de que mi hijo fuera atendido producto de un fuerte golpe en el pecho,
nos acercamos al hospital, realizamos el ingreso por admisión (presentando  documentación personal y de la obra social) y nos dispusimos a esperar entendiendo el día que era además de las limitaciones cada vez mayores de recursos que padece la institución. No éramos los únicos, claro que no.

Esta espera transcurría su minuto 90 aproximadamente cuando ya harta de ver gente entrar y ser atendida simplemente por golpear alguna puerta y, en algunos casos, ser conocidos del personal de salud o del policial, le consulto en admisión como era la mecánica ya que evidentemente yo no la había entendido. Solo cabe en mi pensar y accionar, no pasarme el turno de nadie y respetar la labor de la guardia. Pero a esas alturas éramos unos poquísimos “equivocados” que seguíamos sentados esperando ser, como mínimo, revisados en triage para así poder iniciar la atención que buscábamos. No voy a negar mi enojo, pues ya estábamos en las 2 horas de espera y el nombre de mi hijo que empezó estando en quinto lugar, transitaba la grilla al cuarto y tercer lugar para luego bajar al quinto nuevamente. Solo se respiraban aires de resignación y bronca contenida en muchas de las personas que compartían la espera con nosotros.

Luego de que en la mesa de entrada no supieran responderme que hacer y, según me dijeron hiciera lo que a me parecía, me dispuse a llamar a la puerta de triage con  insistencia máxime después de ver como una persona ingresaba (previo golpear la puerta, claro) a menos de 15 minutos de haber llegado. Y aclaro….no ingreso por urgencias, lo hizo caminando por sus propios medios. El enfermero que se rindió a mi insistencia y ante mis preguntas de por qué se manejaban de esa forma tomándonos el pelo a todos, considero que yo le faltaba el respeto por pretender ser atendidos en un tiempo lógico. Junto a el había un policía que también se dedicó a menospreciar mi inquietud y termina cerrándome la puerta en la cara previo dedicarme una sonrisa socarrona.

Esta discusión siguió, y cuando al fin logramos que nos atiendan tuvieron el descaro mayúsculo de decirme que lo habían llamado 6 veces mostrándome una pantalla en una notebook. ESTO JAMAS OCURRIO!!

Estuvimos pendientes del monitor y de los apellidos que de vez en cuando algún personal
medico salía a entonar. ¿Qué otra cosa podíamos hacer? ¿A quién se le ocurre pasarse una tarde de domingo sentado en una guardia medica por diversión?

Fuimos atendidos, si. Esta nota no se trata de una valoración de la atención médica recibida.

Para clarificar aun más a qué fuimos expuestos, comento que mientras mi hijo era atendido el personal policial (un masculino y 2 femeninos) se dedicaron a “custodiarme” parándose a mi lado y espiándome desde una puerta cercana generando una situación de acoso e intimidación policial quizás acostumbrados a que la gente en general les teme. Pero yo no. Este tipo de conductas solo generan en mi la necesidad de dejarlos expuestos y de hacer uso de mi derecho como ciudadana a ser atendida con respeto.

Pero una vez mas fuimos víctimas, mi hijo y yo, de un accionar patotero y amenazante del policía masculino, cuando ante la requisitoria de saber su nombre considero que le faltábamos el respeto y tocando las esposas que colgaban de su cinturón a la vez que nos
increpaba verbalmente empezó a caminar hacia nosotros casi al punto de llevarnos por
delante. Logré cierta distancia entre el y mi hijo al aclararle que era un menor de edad, 15 años.

Y logró sacarnos de la guardia para culminar con un portazo a mis espaldas.

Verán que no hago nombres y no porque los tenga y prefiera no hacerlo. JAMAS PUDE
SABER LAS IDENTIDADES DE ESTAS PERSONAS…INNOMBRADOS.

Se negaron sistemáticamente a proporcionarme esa información y tampoco la tenían en sus uniformes cuando SI ES OBLIGATORIO identificarse y proporcionar los datos de  apellido y nombre de mínima, obligación que emana de su condición de funcionario publico.

Personal idóneo, abnegado y profesional los hay por mayoría, solo que actitudes de algunos que carecen de estas cualidades provocan en los ciudadanos indignación y preocupación ante la falta de respeto y aprovechamiento de un uniforme al que solo deberían honrar respetando al ciudadano de a pie.

Quiero agradecer especialmente la atención y preocupación por lo vivido a la sra Subcomisario Vanesa Casas, quien muy amablemente accedió a escucharme y comprenderme.


Lorena A. Marino. DNI 2574409