Mientras el público desbordaba el Parque Municipal Independencia en la tarde del sábado, Ezequiel Manzano, de la firma Don Quico, se mostró feliz y orgulloso por la 50ª edición de la Fiesta Nacional del Salame Quintero.
«Estamos muy bien preparados para este año, nos preparamos para estos 50 años que no son pocos», afirmó. A pesar de que se espera que el domingo la afluencia de gente sea el triple, aseguró que la producción de su familia está lista para abastecer a todos los visitantes.
Manzano destacó que el predio se ha ampliado y que ahora ocupa un sector más grande, sobre el circuito de ciclismo, lo que ha permitido una mejor distribución de los stands. La carpa de productores de salame es ahora una «doble carpa», con un espacio extra con mesas y sillas para que la gente pueda sentarse a disfrutar de sus compras.
«La gente que le preguntaba le gusta mucho», señaló, resaltando el acierto de la organización.
Manzano reflexionó sobre la importancia de la tradición familiar que se mantiene en «Don Quico». «Creo que un poco cada uno lo va mamando», dijo, en referencia a cómo los miembros de la familia se involucran desde pequeños en el negocio
El productor también subrayó la diversidad de la feria, que ha crecido para incluir no solo a los productores de salame, sino también a cerveceros, productores de miel, artesanos y comerciantes, como la Cámara Económica local, generando un movimiento económico importante para la ciudad.
Un legado familiar que se transmite entre generaciones
Ezequiel Manzano reflexionó sobre la importancia de la tradición familiar que se mantiene en «Don Quico». «Creo que un poco cada uno lo va mamando», dijo, en referencia a cómo los miembros de la familia se involucran desde pequeños en el negocio. Recordó que sus abuelos iniciaron la producción de fiambre de forma artesanal para consumo propio, y cómo su padre decidió comercializarlo.
«Hoy nosotros tenemos el restaurante también», contó, y mencionó que sus hijos ya están participando en ambas ramas del negocio. Este legado, que ha crecido desde un almacén de ramos generales en Tomás Jofré hasta convertirse en una empresa reconocida, es motivo de orgullo para la familia. «Me gustan las dos cosas», afirmó, y expresó su deseo de que la tradición continúe con las futuras generaciones. «Esperemos estar en muchas más y que los pibes sigan también con esta tradición», concluyó este referente de Don Quico, una fábrica es de Jorge Manzano y de su esposa Ester, emprendimiento familiar con más de 30 años que llevan adelante sus 3 hijos Javier, Ezequiel y Analía Manzano, cada uno cumpliendo roles distintos.
