Finaliza ya todo el camino de la cruz. finaliza ya tanta confusión, tanta locura, tanto despropósito. Finaliza ya la desnudez de Jesús en la cruz, ya lo ha dado todo. Entrega a Juan a María y a María a Juan. Ya está todo cumplido según las escrituras.
Y dice el Evangelio que dando un grito Jesús dice «todo se ha cumplido». Consumatum est. Consumatum est.
Todo se ha cumplido y esto vuelve a repetirse a diario, cuando somos presas del miedo, cuando somos presa del desánimo. Todo se ha cumplido.
Todo se ha cumplido cuando somos presa de la mirada cómplice, del chisme barato, de la desconfianza, de la mirada soez que va acompañada de un comentario igual soez. Todo se ha cumplido cuando no dejamos lugar a la duda, a la inocencia de la otra persona, y recurrimos a dichos tales como «si el río suena agua trae».
Todo se ha cumplido y se seguirá cumpliendo hasta que en nuestra vida no acontezca realmente la Pascua.
Hoy Viernes Santo es día de silencio, es día de mirar la cruz, de contemplar al Maestro y dejarnos interpelar por El, para que nos hagamos cargo cada uno de nosotros de los diversos «todo se ha cumplido», y que nos animemos a la conversión, que recibamos así como Juan a María, que recibamos también nosotros a María en esta despedida temporaria de su hijo Jesús.