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La santidad en el lugar de trabajo

Veníamos hablando tanto de variedades de personalidades, de ovejitas, que nos hemos olvidado que ayer ha sido 15 y celebramos a San Isidro Labrador, que es patrono de Madrid, es laico, y es uno de los pocos casos que se da en la historia de la iglesia donde el matrimonio es santo, porque es santo San Isidro y también su esposa Santa María de la Cabeza.

¿Qué es lo extraordinario que tiene Isidro Labrador? Lo mismo que decía Teresita de Lisieux, “no hacer cosas extraordinarias sino las cosas ordinarias hacerlas extraordinariamente bien”, y esto comenzando por el trabajo.

De manera tal que lo que hacía San Isidro era santificarse en su lugar de trabajo, y hacerlo como laico. La santidad no es propiedad del clero (sacerdotes, religiosas o monjes), sino que la santidad, a la cual estamos llamados todos –según nos enseña el Concilio Vaticano II– desde nuestro Bautismo, es para todos. En este caso en el lugar de trabajo. Isidro, que en el campo hizo lo ordinario extraordinariamente bien.

Muchas veces nuestro trabajo, nuestro lugar cotidiano, se nos vuelve tedioso, o poco mágico. Pero es la oportunidad de que en nuestro trabajo encontremos la forma de agradar a Dios, de servir al prójimo y amarlo como el mismo Cristo lo amó, que es el modo de santidad.

Quiera San Isidro interceder por nosotros, y su esposa Santa María de la Cabeza.

Que la Santísima Virgen de Luján te bendiga.