“El corazón es lo importante” y no pretende ser esta una afirmación o recomendación médica o cardiológica, sino que es lo que Jesús padeciera cuando les dice a sus apóstoles que lo importante no son las cosas que hacemos o nuestras justificaciones sino que quiere misericordia y no sacrificios.
El Hijo del Hombre, que ha venido a que el mundo se salve y tenga vida en El, es más importante que cualquier norma o reglamentación humana.
Estamos reflexionando el Evangelio de Mateo, capítulo 12 versículos 1 al 8, donde los apóstoles comienzan a discutir si es lícito cortar o no unas espigas en el camino. Entonces Jesús dice que acá hay algo mas importante que el sábado –porque esto de “cortar” hablaba de hacer una actividad que no se podía hacer un sábado, por eso la preocupación de los discípulos– Jesús dice que lo importante es lo que pasa por el corazón.
Y esto que no es nuevo debería serlo, porque sino corremos el riesgo de acostumbrarnos.
Jesús siempre da una vuelta de rosca y dice miren que lo importante no es lo que aparenta, la que sale a la vista, sino lo que está en nuestro corazón. Jesús no quiere tanto cumplimiento exterior sino fundamentalmente un corazón que a El lo busque, lo alabe, le agradezca.
Que la Virgen Santísima de Luján nos ayude a darle importancia a lo que realmente la tiene. Que es el Reino de Dios y su Justicia. Todo lo demás es añadidura.
