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Presencia de la Madre

No nos debe extrañar la presencia de María Santísima en el Cenaculo de Pentecostes. Los apóstoles y ella, son llenos de Dios Espíritu Santo según nos relata el texto de los Hechos de los Apóstoles. No nos debe extrañar porque es muy común en algunos pasajes del Evangelio verla a María cercana a la actividad de Jesús. En muchos casos no se consigna pero no es difícil pensar que María estaba, como por ejemplo en las bodas de Canaá, la invitada era María, ya que el Evangelio dice que estaba María la Madre de Jesús y también estaban Jesús y los apóstoles.

En este caso, el que se ha auto invitado es Jesús y los 12 pero la invitada era María.

Sea como fuere hay una presencia muy latente, vivida, actual, de la Virgen Santísima. Así nos los deja ver el Evangelio de Mateo capítulo 12 versículos 46 al 50 que debemos reflexionar en este martes 23 de julio.

Jesús a Juan le anuncia que María con algunos de sus parientes y hermanos que estaban cercanos, y Jesús vuelve a lo que hemos reflexionado la semana pasada, estos son mi hermana, mi madre y mis hermanos, los que cumplen la voluntad del Padre. Ya lo reflexionamos que no es un reto a María, sino que Ella es la primera en cumplir la voluntad del Padre y como decía San Agustín es más dichosa por haberla concebido en el corazón, en su voluntad, y luego en sus entrañas.

Yo quiero destacar la presencia de la Virgen Santísima, María que está cerca de su hijo Jesús, y así está cerca de cada uno de nosotros. Está cerca de Jesús y de nosotros en nuestras actividades, sean cuales fueran. No podemos sentirnos solos ante su compañía, materna y siempre presta, para acompañarnos, auxiliarnos y mostrarnos una vez más el rostro amado de su hijo Jesús.

Por eso le decimos vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos. Los ojos de misericordia de la Madre que está cercana y nos acompaña siempre, así como acompañó el hacer de Jesús.

Que lo redescubramos en este día con la intercesión de la Virgen de Luján.