La personalidad de Jesús es de esas que generan no la tibieza sino una adhesión absolutamente fuerte o un dejarlo pasar. No pasan desapercibidas esas personalidades. Y Jesús provoca esto y solamente en Dios, en Jesús, los celos quedan bien. Por eso la escritura dice Nuestro Dios, es un Dios celoso
Jesús es celoso de los suyos. Nos quiere todo para El. Y eso es verdad cuando somos capaces de darnos y compartir ese amor hacia los demás.
Pero este seguimiento no es romántico, o solo de palabra. Es un seguimiento que implica un modo, un estilo de vida. Y el modo y estilo de vida de Jesús es la renuncia de sí mismo.
Cuando somos capaces de renunciar a nosotros mismos, a nuestros propios gustos, a nuestras propias voluntades y animarnos a someter todo eso a la voluntad, los criterios, los modos de Jesús.
Eso y no otra cosa nos hace seguidores de El, e intentar ser una prolongación de Jesús entre nuestros hermanos.
El seguimiento de Jesús no es solamente una recitación de alguna que otra forma de oración o la práctica de alguna que otra actitud religiosa.
El seguimiento de Jesús es un modo y un estilo de vida que implica, por lo mismo, toda nuestra vida.
Quiera la Virgen Santísima de Luján darnos un corazón que lo siga a El. Que seamos capaces de renunciar a nosotros mismos, a nuestras comodidades, a los criterios del mundo para adecuar cada vez más nuestros modos de ser, de sentir y de pensar a los modos de Jesús.
La Virgen Santísima de Luján nos ayude.