Llegamos a este domingo 18, del tiempo ordinario, donde se nos invitan a reflexionar el Evangelio de San Lucas, capítulo 12 versículos 49 al 53, en el que nos encontramos con expresiones muy duras por parte de Jesús, que nos parecen y suenan hasta extrañas: He venido a traer fuego sobre la Tierra. No crean que he venido a traer la paz sino la división. En una familia dos miembros de ella estarán en contra de tres, y tres contra dos. El hijo contra el padre, el padre contra el hijo, la madre contra la hija, la hija contra la madre, y así sucesivamente. Y nos preguntamos cómo se condice esto con uno de los títulos mesiánicos que le damos a Jesús y que es Príncipe de la Paz.
¿En qué radicará este fuego y esta división? En que la Palabra de Jesús y su estilo de vida marca un modo de vivir. Lo que quiere decir Jesús con esto es que los tibios serán vomitados de mi boca, que es lo que dice el Libro del Apocalipsis. Con Jesús no podemos estar a medias. O estamos con El o no estamos con El.
Estar con Jesús en temas incluso cotidianos y muy actuales de la mesa dominical, que producen cierta división y donde uno sin renunciar a los propios principios debe ser capaz con caridad y respeto dar el punto de vista cristiano, lo que va a producir cierta rispidez con algún pariente o alguien cercano, división que puede ser zanjada con el amor. Pero es bueno no ser condescendientes, o pensar cómo diré semejante cosa, que el aborto es un crimen, por ejemplo, pero debemos decirlo. Aunque no corresponde andar acusando a la gente porque cada uno sabe dónde le aprieta el zapato.
Si tendríamos que darle un nombre a este Evangelio es el de la coherencia. Jesús nos invita a que sostengamos con nuestra vida cotidiana lo que proclamamos con nuestra fe, a que sostengamos con nuestra espalda aquello que creemos y decimos profesar. Y esto trae algún que otro resquemor.
Que la Virgen Santísima de Luján nos de la valentía para decir lo que debemos en el momento oportuno. O callar, porque a veces es mejor. Pero en todo momento buscar siempre la caridad.