Una vez más los escribas y los fariseos cuestionan alguna actitud de Jesús y de sus discípulos, referida al ayuno en este caso. Y Jesús sale con otra enseñanza: Es necesario algo nuevo, es decir hace falta una actitud nueva, y El dice “A vino nuevo odres nuevos, a tela nueva un remiendo nuevo”. No algo viejo, sino un corazón nuevo.
Y estamos invitados en el Evangelio de hoy, San Lucas capítulo 5 versículos 33 al 39, a hacer esto como bandera: un corazón nuevo para recibir en nuestra vida la enseñanza de Jesús.
Es complicado muchas veces, más en tiempos que vivimos de tanta zozobra económica y de sobresalto, tener un corazón nuevo.
pero como decía Pio XII “Bienaventurado tiempo nuestro que casi nos obliga a ser santos”. Bienaventurado tiempo nuestro que nos obliga a tener un corazón nuevo, a dejarnos sorprender por el Señor, Porque Él, que nos ama, nos ha absuelto y nos ha amado tanto que nos ha dado a su Hijo único, no abandona a su Pueblo cuando somos capaces de recibir su mensaje, su Palabra, con un corazón nuevo.
Que en medio de tanta vicisitud y tanta palabrería inútil nos animemos a tener un corazón nuevo para recibir la novedad del Evangelio, que no es otra cosa que el mismo Jesús hecho Carne, que como reflexionábamos hace unos días nos habla no con “chamuyo” sino con palabras de quien tiene vida eterna y con autoridad.
Un corazón nuevo para recibir la Palabra de Dios, que nos viene a traer vida, y vida en abundancia. Y que en esto también nos ayude la Virgen Santísima de Luján.