El Evangelio de Hoy, de San Lucas, capítulos 8 versículos 16 al 18, nos remite a una enseñanza de Jesús en su predicación apostólica.
Dice el texto del Evangelio que Jesús le dice a la gente que “no se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente”. Y a partir de allí desarrolla toda una idea, una enseñanza de lo que significa ser luz.
Ser luz no es otra cosa que transparentar la enseñanza de Jesús. Ser otros Cristos. Jesús dice “Yo soy la luz del mundo”.
Cuando nos llamamos e intentamos vivir la vida del cristiano, nuestra vida está llamada a ser una lámpara. Una lámpara en los lugares en que nos movemos, a partir de nuestros modos de ser, de actuar, de opinar. Ser prolongación, ser transparencia de Cristo. Como decía Monseñor Skerda Biffet, que nos enseñaba en sus clases maravillosas de Espiritualidad, hablando lo que significaba la luz de Cristo.
No en vano a los santos se les coloca detrás de su cabeza el aurea de santidad. Y hoy celebramos a San Pio de Pietrelcina. Precisamente porque a partir de sus vidas cotidianas, en sus conventos, pero también en nuestra vida laical, está este ser luz de Cristo, con nuestras opiniones, comentarios, con nuestras palabras e incluso con nuestro silencio.
Que la Santísima Virgen nos ayude a que seamos esta lámpara, esta luz que ilumine los ambientes en que vivimos.