Continuamos aún con las alegrías de haber celebrado ayer a Nuestra Señora de las Mercedes y nos encontramos hoy con Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás. Hace 35 años, un día como hoy comenzaban las manifestaciones marianas de la Virgen Santísima, aquí cerca, en San Nicolás. Hoy es su día, el 35º aniversario de sus apariciones.
Estamos invitados a reflexionar el Evangelio de Lucas, capítulo 9 versículos 1 al 6. Podemos resumirlo en “La Misión”.
Primero Jesús convoca a los 12 que habían vivido con El. Para ser discípulos, misioneros, primero es necesario compenetrarse en su modo de vivir.
Una vez que los convoca, los reúne con El, les da autoridad y poder, para diversas cosas, fundamentalmente para bendecir, que es lo que hace un sacerdote.
Y termina el Evangelio de hoy diciendo “fueron entonces, de pueblo en pueblo, anunciando la buena noticia”. Así, cada uno de nosotros, a partir de su Bautismo y de modo particular de la Confirmación, y renovando cada acto en su pertenencia a la fe cristiana y católica, también es convertido en discípulo, en apóstol y misionero. Cada uno de nosotros desde nuestros lugares estamos invitados a ser luz del mundo.
No es necesario inventarnos lugares de misión, no es necesario cruzar los mares. Alcanza y sobra con hacer lo que debemos. Hacerlo extraordinariamente bien y de esa manera mostramos el rostro de Dios, con nuestras palabras, nuestras acciones. Esto lo decimos y repetimos muchas veces, porque el Evangelio pasa por lo cotidiano, que no es mágico, pero allí el Evangelio, como la levadura mezclada con la harina, va fermentando y se hace presente en toda la masa.
Estamos invitados a ser luz y apóstoles en un mundo que muchas veces se rige por otros valores y criterios que no son del Evangelio.
Que en esta tarea nos acompañe como siempre la Virgen Santísima.