El Evangelio de San Lucas de hoy, en el capítulo 19 versículos 17 al 24, nos relata el regreso de los que habían sido enviados, algo que habíamos ya reflexionado el jueves pasado cuando Jesús designa a otros que vayan delante de Él visitando los pueblos y ciudades, y hablábamos de los laicos.
Ahora nos relata su regreso. Ellos con mucho entusiasmo cuentan la vivido, porque normalmente sucede esto cuando vamos a predicar la Palabra de Dios: volvemos evangelizados.
Como reza el dicho: Fueron por lana y volvieron esquilados. Cuando vamos a llevar la Palabra de Dios y si nos dejamos llenar es el Señor quien nos evangeliza.
Y Jesús les dice que esa alegría la tengan porque sus nombres están escritos en el Libro de la Vida, en el Libro de los Cielos. Jesús no menoscaba el trabajo, la tarea, pero este entusiasmo se debe tener por ser instrumento valioso de la mano de Jesús.
Qué bueno es que cuando realizamos algún trabajo, donde esperamos alguna recompensa, sepamos primero que hemos hecho lo que debíamos y segundo que el Padre que ve en lo secreto nos va a recompensar con palabra, con obra, con algún gesto, con alguna actitud, por anunciar la presencia del Reino.
Que la Santísima Virgen, en este sábado dedicado a Ella como todos los sábados, nos acompañe y nos bendiga y nos vaya predisponendo el corazón para la llegada del domingo.