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¿Exigimos de otros actitudes que no tenemos?

Continuando con el Evangelio de Lucas, capítulo 11 versículos 42 al 46, volvemos a encontrarnos con personajes que abundan en esa época, como el fariseo de ayer. Hoy es Jesús quien tiene una suerte de entredicho con los fariseos. Y con alguien especialista en la Palabra de Dios. Este es un Doctor de la Ley, que era un personaje dentro de la comunidad de Israel, en la que estaba junto a los escribas y los fariseos. Los Doctores de la Ley se encargaban de los ancianos y de custodiar la Pureza de la Fe, de interpretar lo que decía la Palabra de Dios y transmitirla al Pueblo.

Jesús tiene para con los fariseos una nueva “sutileza”, ya que le dice ustedes descuidan la justicia y el amor de Dios. Hay que practicar todo lo que predican, pero no descuiden la misericordia.

Parece ser que en el grupo había un Doctor de la Ley, que le dice que cuando habla así los está insultando. Y para que no quepa duda Jesús les dice «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!».

Muchas veces somos especialistas en cargar sobre los demás una serie de virtudes que no somos capaces de tener. Exigimos en relaciones con nuestros hijos, familia, pareja, amistades, dirigentes… Exigimos incluso de la jerarquía eclesiástica una serie de virtudes que no estamos dispuestos ni siquiera a intentar tenerlas.

Debemos tener en cuenta, antes de exigir en los otros algún tipo de virtud, intentar al menos nosotros hacer algo para adquirir eso que estamos reclamando.

Cuando pedimos por justicia, que es clara y verdaderamente necesaria, en nuestras relaciones humanas, en nuestra casa, entre nosotros ¿practicamos la justicia?. ¿La virtud de la caridad está en nuestros comentarios?. No sea cuestión que carguemos grandes pesos en otros y nosotros no nos demos cuenta.

Que la Virgen Santísima de Luján nos libre de vivir de apariencias, de lavarnos las manos, y de exigir a otros actitudes que no tenemos.