Al abrir el Evangelio de hoy encontramos que se nos invita a reflexionar a Lucas capítulo 12 versículos 35 al 38, donde observamos una advertencia de Jesús: “Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas”.
¿A qué se refiere el Señor?, porque luego viene una alabanza, Feliz si el señor te encuentra despierto.
Muchas veces podemos en nuestras vidas sentirnos “instalados”, seguros con lo que tenemos. Muchas veces se escucha decir cuando vos vas yo ya estoy de vuelta, lo que da que pensar que la meta ha sido cercana porque nunca nadie está de vuelta de nada.
Aquello de ser “superado” con Jesús y las cosas de Dios no corre. De allí que lo que debiéramos tener colgados como un distintivo es un cartel que diga “soy cristiano, soy principiante”. Y siempre debo estar preparado, dispuesto y con lámparas encendidas, porque debemos ir al encuentro del Señor.
Estar preparados y según las ocasiones del tiempo que se nos presenta. Estar atentos a lo que el tiempo nos exige.
Como atento estuvo en su momento un hombre venido muy lejos, conocido como Karol Wojtyla y que pasa a la historia como San Juan Pablo II, a quien hoy la Iglesia celebra.
El fue cabeza de la Iglesia durante casi 26 años y supo estar atento, con la lámpara encendida para él y para indicarnos por dónde caminar.
Qué bueno es saber que hemos sido privilegiados de conocer a esta persona, muerta en Roma el 2 de abril de 2005, el Papa Benedicto XVI lo nombró santo súbito y en 2014 el Papa Francisco lo elevó al honor de los altares, con el nombre de Santo.
El estuvo atento, con las lámparas encendidas, para él y para los demás.
Que la Virgen de Luján nos enseñe también a nosotros a estar preparados, ceñidos, y ser luz para los demás. Que Ella te bendiga.