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Los fieles difuntos

Unida a la solemnidad de ayer, se encuentra la conmemoración de todos los fieles difuntos. Recordamos a los hermanos nuestros cuyos nombres solo son conocidos por Dios y están en su presencia. La iglesia puede ser purgante o triunfante.

Pero nosotros desde la iglesia militante podemos rezar y pedir para que pronto pasen a la iglesia del Cielo.

Eso es lo que creemos y profesamos cada vez que rezamos. En el Credo decimos creo en la comunión de los Santos.

No es sino la posibilidad de intercesión que tenemos nosotros por nuestros hermanos difuntos y a su vez nuestros hermanos los Santos intercedan ante Dios por nosotros.

Se realiza un círculo virtuoso en la Santa Madre Iglesia entre la Iglesia triunfante que está en el Cielo, la Iglesia purgante que está en el purgatorio y la Iglesia militante que está en la tierra y somos nosotros.

Y en este día tenemos para la reflexión al Evangelio de Lucas capítulo 24 versículos 1 al 8, en el que la pregunta que surge del Ángel es básica: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?”. Nuestro Dios no es un Dios de muertos sino de vivos. Y al rezar por nuestros hermanos difuntos, al pedir el eterno descanso por ellos reconocemos que Dios, que Jesús, ha vencido a la muerte. Que estamos llamados a la resurrección. Que el cementerio no es un punto y final sino un punto y seguido.

Podemos visitar los lugares santos donde esperan la resurrección limpiándolos, dejar flores, pero lo importante es nuestra oración. Las flores se secan, las lágrimas se evaporan, lo que queda es nuestro amor por el ser que ha partido, hecho oración.

El Maestro nos abrió el camino. El hizo camino, y hacia ese camino vamos. No busquemos entre los muertos al que está vivo, y recordemos a quienes nos han precedido en el signo de la Fe y duermen el sueño de la paz. Pidamos que ellos para que pronto entren a la Gloria del Señor, a la cual nosotros también queremos llegar.

Que la Virgen Santísima de Luján interceda no solamente por nuestros difuntos sino también para que nosotros lleguemos a la Gloria del Señor.