El contexto del Evangelio de hoy, martes, de Lucas capítulo 21 versículos 5 al 9, es la inmediatez mesiánica que tenía el Pueblo de Israel.
Para muchos de ellos, incluso los apóstoles. El mismo Judas Iscariote entendía la presencia del Reino, solo como algo socio-político militar, por eso la decepción que tiene, creyendo que la instauración del Reino era inmediata en ese momento histórico de Jesús. Pero el Reino está entre nosotros desde la presencia de Jesús y se va haciendo y construyendo a partir del mandato de Jesús: “Hagan ustedes lo mismo”, no solamente con referencia a la eucaristía, sino con nuestro trato con el necesitado, el pobre, el débil.
Las Bienaventuranzas son un modo de vida para extender el Reino de Dios.
Y en cuanto a la inmediatez del fin del mundo, a la largo de la historia hemos sido testigos de cómo diversos acontecimientos se tomaron como signos. El cometa Halley fue indicador del fin del mundo, las guerras mundiales también lo fueron, e incluso esto con certezas y con predicaciones de algunas comunidades cristianas no católicas dando la certeza de que esto era inminente.
Y el Señor nos dice “el fin no será tan pronto”. No sabemos cuándo es el día, Jesús como hombre no lo sabe, pero si fuese necesario para nuestra salvación saber el día exacto Jesús lo hubiese dado a conocer.
En tanto nos invita a vivir en la “tensión escatológica”, es decir tender con nuestra vida hacia los mandamientos de Jesús.
El fin no será tan pronto, no nos inquietemos. No será tan pronto el fin pero estemos preparados.