Celebra toda la Iglesia hoy a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, advocación que se remonta al año 1830, cuando hay una aparición de la santísima virgen a Santa Catalina Laboure. Esta devoción se extiende hasta nuestros días. No será la medalla la que haga milagros sino lo que esta medalla y la fe que pongamos la que opere estos milagros
Y cuanta referencia tiene esto al Evangelio de hoy, de Lucas capítulo 21 versículos 18 al 19, donde se nos habla de que la constancia salvará nuestras vidas.
¿La constancia en qué actitudes? En el bien obrar.
Muchas veces estamos motivados para el bien obrar, para la oración, motivados para una buena respuesta o para tender una mano. Una predisposición que puede darse por cosas externas incluso. Y por el contrario a veces estamos desmotivados o desganados. Y frente a esto tenemos la posibilidad de hacer nada.
Mientras Jesús dice que mas allá de la motivación, de las ganas y el deseo de obrar el bien estamos invitados a heroicamente poner en práctica la fe, la esperanza y la caridad con constancia.
Así como una golondrina no hace el verano, un acto de justicia o de bondad no nos hace buenos.
Será la constancia en nuestro actuar lo que nos hará hombres y mujeres de bien. Personas que siguen a Cristo no solo como una declamación sino como un estilo de vida.
Que la Virgen Santísima en su advocación de la medalla milagrosa nos acompañe a ser constantes en el seguimiento de su hijo Jesús.
