Finalizamos el mes de noviembre, este sábado 30, con la Fiesta del Apóstol San Andrés, que es el hermano mayor de Pedro, de oficio pescador, y junto con Juan, un amigo de crianza, son los primeros discípulos del Señor. Y son Andrés y Juan quienes le muestran el Mesías a Pedro. Son los que le dicen “hemos encontrado al Señor”. Muere mártir entre el año 60 al 63, y marca toda una espiritualidad dentro de la Iglesia. Muere crucificado, y la famosa Cruz de San Andrés que está en nuestros ferrocarriles hace referencia al modo de crucifixión que tuvo.
Y el Evangelio de hoy, finalizando el año litúrgico, es de Mateo capítulo 4 versículos 18 al 22, donde se nos relata la invitación que hace Jesús a Andrés y a Pedro para que lo sigan, no sean pescadores solo en los mares de Galilea, sino pescadores de hombres.
Y esa invitación la extiende al Reino y nos ha tenido también a nosotros como objetos de escucha de la Palabra de Dios. Asimismo, estamos invitados a ser sujetos de evangelización. Ser sujetos nosotros para ser enviados, estamos invitados a que con nuestra palabra y nuestra vida podamos extender el Reino, ser transparencia de Jesús.
La fiesta de San Andrés Apóstol nos invita a renovar la gracia de nuestro Bautismo y volver a recordar ese llamado primero que hemos recibido. También nosotros debemos ser en nuestros lugares luz y sal.
Que en este sábado que dedicamos a la Virgen Santísima, esta sea intercesora para que seamos en nuestros lugares luz y sal.