Otro de los protagonistas del Santo Tiempo del Adviento es San Juan El Bautista, el precursor. A quien nos gusta llamar «el último de los profetas y el primero de los apóstoles». Debe anunciar el camino del Señor y luego dice “Este es el cordero de Dios que quita los pecados del mundo”.
Ya Juan el Bautista está encarcelado –recordemos que es el primo de Jesús–, y en la cárcel oye hablar de Jesús y le manda a decir por otros, “¿sos vos el que va a venir o tenemos que esperar a otro? Y Jesús pide “Vayan a decirle a Juan” y le da un mensaje cifrado: “Diganle, vayan a contarle lo que ustedes oyen y ven. Los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan y la buena noticia es anunciada a los pobres”. Este mensaje cifrado tiene los signos propios de que el Mesías había llegado. Y con esto Juan se da por respondido.
Cuando vemos las obras del Señor y lo que hace podemos –como Juan– pensar que El ha llegado.
En el tiempo del Adviento, en este tercer domingo que estamos celebrando de preparación a su venida, también a nosotros, como a Juan, se nos dice vayan a contarle a Pedro, a Esteban, a Josefina… cada uno pone sus propios nombres. Y en ese mensaje cifrado vamos a descubrir que el Señor ya está entre nosotros.
Pero nuestro corazón tiene picaporte solamente del lado de adentro. Y si no abrimos nosotros, El no entra a patadas.
Que nos animemos una vez que escuchamos lo que El hace, a dejarlo entrar para que en nuestra vida haga grandes cosas.
Como decimos cada domingo: solos, con amigos, familiares, pero siempre con Jesús.
Que la Virgen Santísima de Luján te bendiga.
